“¡Déjate de chorradas!”

“¡Déjate de chorradas!”

“Déjate de prisas, Jose.

Déjate de cuidar las formas.

Déjate de protocolos.

Déjate de chorradas.

Déjate de elegir cualquier cacao.”

 

Seguramente algunos lo habéis visto el anuncio. Y es muy posible que a alguno le haya chirriado algo. O no.

Nosotros hemos dado un respingo al escuchar la palabra “protocolo“. Es una muestra más -¡una más!- de la eterna confusión general del significado de protocolo hoy.

Si lo que querían decir con su “déjate de protocolos” era que, iban a saltarse alguna regla de buena educación, alguna dieta, las buenas formas, las horas habituales de comer…. para darse un homenaje con chocolate,  con que hubieran dicho “déjate de la buena educación” y “dale un bocado a destiempo de este rico chocolate”, ya valía. Y lo hubiésemos entendido exactamente igual de bien.  Pero utilizar “protocolo” como sinónimo de “buena educación” es incorrecto y nos deja a los profesionales de esta disciplina en el habitual rincón de ñoños y cursis; de los que sólo están pendientes de “pamelas” y “palas de pescado”; de los que están todo el día en plan institutriz con el “esto no se hace”, “compórtate” o “suénate la nariz”. De los de librea, rigodón o “randevú”…
Si pretendían que “sin protocolos” fuera que “Jose” se sentara en el suelo, apoyado en el sofá, en plan desmayado de gula total, a comerse a bocados una tableta de chocolate, que lo digan claramente: “como un cochino”…

y “¡déjate de chorradas!”

 

¡Feliz fin de semana protocoleros!