3 reglas básicas si te gustan los guantes
¡Con el frío que hace hoy no podemos salir de casa y olvidarnos de abrigos, bufanda, gorro y guantes! Es lo primero que hemos pensado esta mañana al pisar la calle. Y de ahí que se nos haya ocurrido el post de hoy.
Los guantes contra el frío
Aunque los guantes no tienen estaciones, evidentemente esta mañana iban unidos al frío. Guantes forrados, guantes de lana, guantes térmicos… hay miles de modelos y sirven para lo que sirven. Para que no se nos enfríen las manos. En cuanto entramos en el edificio nos los quitamos. ¡No nos sentamos en la mesa de trabajo con ellos puestos! Tampoco nos sentamos con el abrigo, el gorro o la bufanda. ¡Aunque lo podemos hacer con los pañuelos! ¿Dudas? Ni una.
Los guantes como complemento
Durante mucho tiempo dejaron de ser un complemento del vestuario femenino. A principios del siglo pasado las personas “de buena educación” no salían de casa sin ellos. Ni hombres. Ni mujeres. No complementaban un traje de chaqueta. No se utilizaban en ceremonias. Pero las modas vuelven. Ahora son imprescindibles en bodas y bautizos. Y no precisamente contra el fío. Son un símbolo de elegancia. Al respecto, las nuevas gurús o influencers de moda, dicen que es obligatorio ponérselo cuando se lleva tocado. Obligatorio, obligatorio…¡no! Es cuestión de modas. Durante una época tenían que ir a juego bolso, zapatos y cinturones y…¡ahora es justo lo contrario! Aunque se empeñen y lo escriban, “el protocolo no manda esas cosas”.
Los guantes que no protegen contra el frío son de encaje, satén, seda u otros tejidos de fantasía o de fiesta.
Esos tres básicos que van con los guantes
Uno: el largo de los guantes depende del largo de la manga. Guante largo, manga corta. Guante corto, manga larga. Es decir: traje de tirantes, guantes hasta por encima del codo. Traje de chaqueta, guante al puño. Los largos medios, tipo manga francesa en chaquetas y vestidos, guantes largos hasta el codo.
Dos: se quitan en el interior de los edificios -iglesias, salones y otros- pero las mujeres pueden dejarse puesto el de la mano izquierda. Se saluda con la mano sin guante. Y con la otra se sujetan el bolso y el que se ha quitado.
Tres: no se come con los guantes puestos. Se quitan y se guardan con el bolso. ¡Y nunca encima de la mesa!
¡Salvo la reina de Gran Bretaña que no se quita los guantes ni para dormir!