¡Bailar pegados es bailar…!

En Japón las efusividades a la española no están muy bien vistas. Comparados con nuestros saludos, los suyos (una inclinación de reverencia cuyo grado de inclinación muestra el estatus que se concede a la otra parte) nos parecen fríos. Por eso, y porque el emperador fue descendiente divino hasta hace relativamente poco, verle bailar es algo muy, muy excepcional.

Sin embargo, Akihito y Michiko saltaron a la pista de baile de la Gala Benéfica que se celebró hace unos días en el Hotel Okura en Tokio con motivo del 60 aniversario de la International Ladies Benevolent Society (ILBS). Volando bajo, a los suaves sones de “Moon River”, impecables, él con esmoquin, ella con un vestido y una capa de seda rosa muy pálido, se convirtieron en los indudables protagonistas de la velada.

Hacía 20 años que no bailaban en público.
Kyodo photo shows Japan's Emperor Akihito and Empress Michiko dancing at a charity dance party at a hotel in Tokyo

Los emperadores de Japónn3--a