Cambios reales

Cambios reales

Anda estos días muy revolucionado el mundillo protocolero con los cambios que el rey Felipe VI está introduciendo –poco a poco, porque no está siendo de golpe-  en el “protocolo” de Zarzuela.

La última novedad ha sido la de recibir a pie de coche y en el zaguán de embajadores al presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, que está de visita de cortesía en Madrid y acceder ambos a los salones del Palacio Real por la escalera de honor –flanqueados por los alabarderos de la Guardia Real- para celebrar allí un almuerzo. Hasta ahora, estos almuerzos se celebraban en el Palacio de la Zarzuela.

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Pero no ha sido el único gesto. En la apertura del año judicial, recuperó el besamanos que no se había celebrado por los problemas de movilidad del rey Juan Carlos I y en el Salón de Audiencias en el Palacio de la Zarzuela, el  ayudante de campo del rey ya no anuncia la entrada del monarca a los que esperan, sino que es el rey Felipe VI quien espera a sus invitados en la sala.

En las IX Jornadas de Protocolo de Yecla, Carlos Fuente centró su ponencia en los cambios que se estaban produciendo y habló del “protocolo real para 2015”. Con ayuda de nuestros  tuits de  aquel día y el resumen que ya publicamos el mes pasado: podríamos resumir que la idea es “apostar por  un protocolo menos jerárquico que antes y mucho más comunicativo”, “el que necesita la España de hoy” sin “generar situaciones de confrontación”.

¿Mostrarse más humano? ¿Marcando menos las diferencias jerárquicas? No hace mucho tiempo también comentamos aquí la entrega de las becas de la Caixa en la que se impuso el criterio de presidencia en público, frente a la habitual presidencia académica de muchas personas, que siempre da un aspecto de barrera desde la que se ve el toro de otra manera.

A este respecto, la organización de los eventos del rey buscaría  “conectar con la realidad social y económica del país”, así que “cuando el rey asiste a un acto se aplica un protocolo mucho más libre y ligero, pues hay que armonizar los intereses de ambos”. Hay estrategia detrás de esta flexibilización del protocolo pues antes de nada “hay que preguntarse qué protocolo favorece más al evento: no es fijo, ni inamovible y todo va en función de lo que se esté celebrando”, “se aplica en función de los objetivos que se persiguen”.

Detalles del “nuevo comportamiento real” hay casi cada día: también Juan Orozco en su blog se hacía eco del gesto del rey de ceder el paso a la Defensora del Pueblo en la audiencia que mantuvieron en el Palacio de la Zarzuela.

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¿Hacerlo más cercano? Carlos Fuente sostiene que “saludar al rey ya no es una cuestión para devanarse los sesos. Se saluda con respeto y punto. Este país tiene que recuperar el protocolo de un Jefe de Estado, no el de un Rey”.  Y para ello se plantea trabajar para “romper con la imagen real que la sociedad tiene de un rey”, “hacerles  reyes activos y no de cuento” lo que “también pide otra etiqueta”. En el siempre complejo asunto de los regalos, recordó que “no es obligatorio obsequiar al Rey con ningún detalle”.

A nosotros estos “cambios” en las formalidades del rey nos llevan a dos reflexiones. Una, que planteamos en las jornadas mencionadas al propio Carlos Fuente y otra que surgió casi en el minuto uno del “anuncio diario” de novedades. Y un “¡ojalá!”

Una
Este afán por los cambios para hacer que el rey parezca humano, en “desacralizar” su figura, en “restarle misterio” al halo monárquico, ¿no hace que se le convierta en uno más? Y, si es uno más y le restamos importancia al hecho real –ha llegado a la jefatura del estado por herencia, lo que no le pasa al resto de los ciudadanos-, ¿para qué queremos un rey al uso, al que no hemos votado o elegido? ¿No es lo mismo ese rey “normal” que un presidente de república? El filo es muy estrecho y las posibilidades de cortarse, altas.

Dos
Todos los “cambios” que hemos visto y de los que nos han hablado quienes parece que están más cerca del rey que el resto de los mortales, son simples detalles “protocolarios”. Lo que aquí se ha expuesto –recibimientos, saludos, presidencias, regalos- son aspectos protocolarios: parte del trabajo del correspondiente departamento. Si se utilizan tanto, si se valoran tanto, si tanto se habla de ellos, será porque son útiles como “herramientas de comunicación”. Sutiles, no clásicas, pero elementos que transmiten. De ahí, que volvamos a cargarnos de razones cuando aseguramos que el protocolo es comunicación: es la herramienta para la puesta en escena del poder. (Del que sea).

¡Ojalá!
Estos dichosos cambios no sean sólo gestos: cambiarse de sombrero no implica cambiar lo que llevamos debajo de él.

tW

(Fotos: EFE)

Lo último sobre los gestos reales  es precisamente de hoy 13 de mayo:

http://www.elmundo.es/loc/2015/05/13/5553415a22601d8a388b456b.html

¡justo unos minutos después de haberse publicado esta entrada! Lo añadimos.

Otros comentarios en blogs de protocolo:
Juan de Dios Orozco: http://www.protocol.es/?p=7282
Gabinete de Protocolo: http://gabinetedeprotocolo.blogspot.com.es/2015/05/cambios-en-el-ceremonial-de-palacio.html