Protocolo, ceremonial, etiqueta… ¡Menudo follón!

Protocolo, ceremonial, etiqueta… ¡Menudo follón!

Hace un par de días subimos al blog la entrada «Qué no, que el protocolo no es eso«, en la que nos quejamos por enésima vez del desconocimiento general que hay de lo que es y lo que no es, el protocolo. Casi no hay crónica sobre los reyes, sobre cenas de gala, sobre visitas, sobre gastos de representación en los que no salga a relucir la palabra «protocolo» en vez de otras que serían más adecuadas, como etiqueta o ceremonial. Para los medios de comunicación es la palabra «todoterreno»: ¡cuando algo falla sale a la palestra!

Nos lo decía también nuestra seguidora Aracelli C. Fullem en su comentario a aquella entrada:

«En efecto, protocolo no tiene nada que ver con el peinado de la Reina Letizia. Pero entiendo la confusión con los gastos de representación.»

Eso nos dio la idea para la entrada de hoy. Si hay tanta confusión con la palabra «protocolo», ¿no será que no tenemos claro qué significa?. Si tantas veces hablan de protocolo cuando se quieren referir a indumentaria, ¿desconocerán que existe la palabra etiqueta para algo más que para poner nombres a las fotos de nuestros muros de Facebook? Si hablamos de la solemnidad de los actos y de la etiqueta que requieren, ¿sabrán que hay otra palabreja que cabe en este ámbito? ¿Sabemos lo que es ceremonial?

Podemos tirar de diccionarios: en el de la RAE, están los significados puros y duros de protocolo, ceremonial y etiqueta. Y podemos discutir, como llevamos haciendo tanto tiempo los protocoleros, sobre lo que hoy es el protocolo, pero, como de lo que se trata es de tratar de explicar estos conceptos para el común de los mortales, vamos a dejarlo en una explicación práctica y, evidentemente, nuestra.

Protocolo

Normas y reglamentos que regulan los actos: en teoría aplicable a todos; en la práctica, se tiene en cuenta en los oficiales -los que organizan las instituciones públicas- y se trata de aplicar con más o menos flexibilidad a los privados: determina el cómo de lo que va a suceder en un acto.

Por eso, nos podremos saltar «una norma», «un reglamento», «un real decreto», «una ley» -como lo podemos hacer en cualquier ámbito de nuestras vidas o nuestros trabajos,- pero no el protocolo: porque no es UNA única cosa. Podremos cumplirlo o no cumplirlo, pero no saltarlo.

Si en vez de en actos pensamos en ébola, por poner un ejemplo muy conocido por todos, diremos que la OMS (organización Mundial de la Salud) ha establecido un «protocolo» de actuación ante la enfermedad que debe cumplir todo el personal sanitario para tratar de salvar todas las vidas. Si cualquier persona de esa cadena humana no lo cumple,  además de que un juez pueda pedirle responsabilidades, cabe la posibilidad de morirse. Si esto lo entendemos, ¿por qué no entendemos lo que es protocolo en los actos?

Los departamentos de protocolo organizan los actos de dichas instituciones, por lo que manejan unos presupuestos: no hay nada gratis en esta vida. Y los gestionan, o los deben gestionar, con la prudencia y cuidado que se manejan los dineros públicos. Los gastos que generan -entren los que están todo tipo de partidas de esas que tanto llaman la atención: comidas, regalos, producción de los actos, incluso viajes, pues cada institución se organiza como quiere e imputa los gastos al departamento que cree que es el indicado- son gastos de representación. Por eso no podemos decir que el protocolo sea caro: «las normas» , «los reglamentos», «los reales decretos», «las leyes»… no son ni baratos, ni caros: lo será, si así se demuestra, algún gasto excesivo que, dadas la diferentes estructuras de las instituciones públicas, bien puede haber sido de un gabinete, una secretaría o un departamento de protocolo.  Pero no el protocolo: porque no es UNA única cosa.

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Ceremonial

Forma o serie de formalidades que vamos a cumplir en el acto: dependiendo de estas formas y de los diferentes elementos y herramientas que vayamos a utilizar, el acto tendrá mayor o menor solemnidad. Es la puesta en escena de una idea.

Si en vez de ceremonial a secas pensamos en entrega de los premios Óscar, diremos que la Academia ha preparado un guión del acto -o un programa- en el que van a suceder una serie de «cosas» -actuaciones, discursos, proyecciones de vídeos, entregas de estatuillas- que pautamos con una determinada cadencia para mantener una tensión en el público y conseguir un estado emocional favorable. Si nos cuesta imaginar una entrega de premios, pongamos una boda: ¡es el ejemplo más sencillo para entender que el ceremonial le da solemnidad al acto!

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Etiqueta

Aunque la palabra tiene muchas aceptaciones, hoy, en el ámbito de los actos, etiqueta es «el qué me pongo«. A mayor solemnidad del acto, mayor grado de etiqueta. Y los mismo que le pasa al significado de la palabra, también  el «prestigio» de la misma se ha perdido prácticamente. Tenemos muy claro, cuando de bodas se trata, que no podemos ir «de cualquier manera»: especialmente claro lo tienen las mujeres. Pueden no saber exactamente qué etiqueta -qué tipo de indumentaria es la adecuada para cada tipo de boda- pero saben que tienen que «arreglarse». Sin embargo,  no pasa lo mismo cuando se va otro tipo de actos -menos festivos- como entregas de medallas o premios, inauguraciones, presentaciones de libros, entrevistas de trabajo, etc., etc. y son «actos» que requieren «una determinada etiqueta».

No serán explicaciones muy académicas, ¡no es tampoco nuestra intención!, pero esperamos que sean prácticas y nos ayuden a todos.

El sábado -día de la Comunidad de Madrid- se celebró en la antigua Casa de Correos, sede de su gobierno, la entrega de las Medallas de Oro y Plata, así como de la «Orden del 2 de Mayo»: y de esto hablamos en el programa «A vivir que son dos días» de la SER. Aquí tenéis el podcast:

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