Cocinar un santo requiere su tiempo

Este fin de semana pasado, además de celebrar el día de la Fiesta Nacional, hubo otro de esos actos que también se comentan mucho y salen mucho en los medios. Una beatificación en Tarragona que nosotros no vamos a entrar a valorar pero que nos va a servir para que veamos que proceso se sigue para que cualquier persona -eso sí, que sea, en este caso, cristiana y “que haya vivido el amor de Dios de forma especial”- llegue a ocupar una fecha en el santoral

Antiguamente, los santos eran aclamados inicialmente por el pueblo. Pero claro, ¿cómo se podía tener la seguridad de que los santos invocados por la gente eran realmente santos? Como había muchos excesos en este sentido, los obispos impusieron que serían ellos los que declararían quienes eran santos y quienes no, en sus diócesis.

Verificaban los hechos que se les presentaban y si aprobaban y se demostraba que realmente lo merecían, se les asignaba un día para que fuera su fiesta. Generalmente, era la del aniversario de su muerte pues ese era el día en que habían nacido a una nueva vida con Cristo.

SANTORAL (2)

Actualmente, en el proceso oficial de la Iglesia católica para proclamar a alguien santo se cubren tres fases o pasos. Primero se le declara:

  1. Venerable:
    Con este título se reconoce que un fallecido vivió las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), las cardinales (fortaleza, prudencia, templanza y justicia) y todas las demás virtudes de manera heroica, extraordinaria.

Superada esta fase, continúa “cocinándose” el santo: aún está crudo. Pero puede ser:

  1. Beato:
    Además de lo requerido para ser venerable, para ser beato se requiere también un milagro obtenido a través de la intercesión del Siervo/a de Dios (es decir, del candidato) que pueda ser verificado después de su muerte. Los beatos son venerados públicamente por la iglesia local.

Se alcanza el grado de santo cuando:

  1. Santo:
    Se puede demostrar un segundo milagro ocurrido después de la beatificación.
    Santoral

Mediante la canonización se concede el culto público en la Iglesia universal. Se le asigna un día de fiesta y se le pueden dedicar iglesias. Y el  beato es incluido en la lista o canon de los santos de la Iglesia, que es el motivo por el cual este proceso recibe, precisamente, el nombre de canonización.

Es un proceso largo y minucioso, pues tiene plazos fijados en un determinado tiempo. Por ejemplo, no se inicia la canonización hasta pasados cinco años de la muerte del candidato. Aunque, para ser exactos y justos, a veces no se cumple pues puede adaptarse a los criterios que considere el Papa (Juan Pablo II hizo una excepción con la Madre Teresa de Calcuta y comenzó el proceso de canonización cuando aún no habían pasado dos años desde su muerte y  Benedicto XVI, inició el proceso para Juan Pablo II a las seis semanas de su fallecimiento).

Los Papa presidían antes tanto las ceremonias de beatificación como las de canonización, pero Benedicto XVI decidió que los Papas sólo presidirían las ceremonias de canonización y que las ceremonias de beatificación se celebrarían en el lugar de origen del beato.

santoral (1)

Por cierto, hoy es San Ambrosio, San Bercario, Santa Bonita y algunos más. Si tienes curiosidad:
http://www.santoral.com.es/

(Dedicado a Sergio Escalera)

(Fotos de todocolección.net)