Con el hisopo en la mano

Nuestros orígenes culturales occidentales de base religiosa influyen, y mucho, en nuestras vidas profesionales. Y hay que ser conscientes de ello. Era costumbre en nuestro país, y lo sigue siendo aun,  aunque ya no tan extendida, bendecir aquello que se inauguraba: ya fueran edificios, instalaciones, instrumentos…

No faltaba nunca la autoridad religiosa local, acetre e hisopo en mano, que cumpliera con el rito.

Somos un estado aconfesional, lo que significa no hay una confesión oficial del estado, pero nada impide que cada uno profese la que crea conveniente. Por ello, en la organización de actos debemos tener en cuenta, que los anfitriones pueden querer que se sigan los mandado de sus respectivas confesiones y soliciten bien una u otra expresión religiosa en dicho acto. No debemos dar nada por sentado: siempre, siempre se pregunta. Y se actúa en consecuencia. El anfitrión tiene la palabra.

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