Aunque beber una copa de licor -o licores- sea habitual, si somos nosotros los que organizamos algún acto en el que se vaya a ofrecer bebida tenemos que tener previstos «los recipientes» en los que vamos a servirla. Si sabemos que habrá vinos espumosos, contaremos con suficientes copas altas. Si hay vino, no faltarán ni las especiales para tintos, ni las menores, para el blanco. ¿Y si contamos con servir «anises«, «pacharanes«, «coñacs«, «licores de cacao» al terminar la comida? ¡Es tan normal lo de: ¿quiere una copita?
Esta «copita» se sirve cuando se ofrece el café. Por ello, el camarero debería llevar en el carrito de servir no sólo la bebida que se oferta, sino, además también, la copa en la que se sirve. Y no todas son iguales. Vayamos por las más frecuentes. Y orden alfabético para que no se ofenda ninguna:
Claro, que siempre hay los de esa «otra copita«: la de después de haberse levantado de la mesa y siempre con la disculpa de «¿nos tomamos la última?
Y, ¡cómo no! los que ya se sientan a la mesa con la del «aperitivo» puesta:
¡Disfrutar de una charla amena con amigos y una buena bebida no tiene precio: pasarse con el alcohol sí lo tiene!
(Fotos: licor de cacao; pacharán, riedel.com; brandy; ron; vermouth; cerveza)
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