Cuando el “football” no es un deporte
No parece muy serio utilizar la palabra “football” para otra cosa que no sea el juego de darle patadas al balón, o, siendo estrictos con el significado de la palabra, el propio balón de juego. Pero lo cierto es que hay un objeto de capital importancia siempre al lado de un presidente de capital importancia que tiene ese “mote”.
La “pelota de fútbol” o “football” es el nombre que se le da en la jerga “washingtoniana” a la Cartera Presidencial de Emergencia o “maletín nuclear” del presidente de los Estados Unidos.
Esta pequeña maleta es de metal antibalas forrado de piel de color negro, pesa alrededor de 20 kg., lo fabrica Zero Halliburton y acompaña al presidente desde los años 60 cuando la Guerra Fría lo empapaba todo en las relaciones internacionales.
Simboliza en cierta manera las responsabilidades que conlleva la presidencia de un país y de su Comandante en Jefe en un mundo con más de 10.000 cargas nucleares. De hecho, un presidente norteamericano no se convierte del todo en presidente hasta que no abre por primera vez el maletín. ¿Qué guarda para ser tan importante?
Se supone que dentro lleva un complicado sistema de comunicaciones para poderse poner en contacto inmediato –respuesta en menos de 10 minutos- con los centros de mando situados en el Pentágono, Colorado Springs y con el muy secreto búnker de emergencia entre Pensilvania y Maryland, a través de los que tendría acceso a las 1.300 cargas nucleares que los Estados Unidos tienen siempre en situación de alerta; un sobre con los procedimientos para mandar una alocución a todo el país y un cuaderno negro de 75 páginas con diferentes opciones de ataque y con diversos lugares a los que se podría trasladar al presidente en caso de extrema emergencia.
Según contó Bill Gulley, director de la Oficina Militar de la Casa Blanca con Johnson, Nixon, Ford y Carter, en el maletín también se guarda la tarjeta con los «códigos de oro» o códigos de autentificación, que no de lanzamiento, que aunque existen no están en el maletín. Estos códigos los genera a diario la NSA (National Security Agency) y se los manda a la Casa Blanca impresos en esta tarjeta, similar a una tarjeta de crédito, a la que llaman «la galleta»: el artefacto, al ser abierto, establece una conexión con los centros antes mencionados, que piden identificación al instante: esta autentificación en forma de código es lo que está impresos en “la galleta”.
Hay un equipo de cinco ayudantes militares de muy alto rango del presidente encargados de la custodia y el transporte del maletín: aunque se cuenta que lo llevan esposado a la muñeca, la verdad es que no es del todo cierto. Alguna vez se ha quedado “despistado”. Sí lleva un cierre de seguridad: un cable desde el asa a la muñeca del ayudante. Es para que no se abra.