Diaconisas
El Papa Francisco les ha dicho a las 900 superioras de institutos religiosos femeninos reunidas en Roma, que propondrá una comisión para estudiar el acceso de las mujeres al diaconado para que empiece por “indagar en la naturaleza de este diaconado femenino de la Iglesia primitiva para, a partir de ahí, quizá instituir un servicio similar”. No parece, pues, que la cosa sea inminente, pero mientras llega el momento -y aunque no llegue- nosotros podríamos interesarnos por la figura del diácono. ¿O todos lo tenemos claro?
Según la RAE “Eclesiástico al que se le ha conferido la orden de grado segundo en dignidad, inmediata al sacerdocio, cuyo ministerio es cantar el evangelio y asistir al celebrante en las misas solemnes”. Pero, ¿y eso de la orden de “grado segundo”? ¿Qué es?
Dentro de la estructura de la iglesia se distinguían, antes, siete órdenes sagradas (o siete grados) por las que se va ascendiendo en la jerarquía:
-las menores: ostiario, lector, exorcista y acólito
-y las mayores: subdiácono, diácono y sacerdote.
Exorcistas y ostiarios ya han dejado de existir, pero quedan lectores (encargados de las lecturas que no son exclusivas de los sacerdotes- y acólitos (sirven y ayudan en el altar).
Dentro del orden sacerdotal se distinguen tres grados: diaconado, presbiterado y episcopado. (A efectos prácticos, y para que todos nos entendamos, diácono, sacerdote y obispo). El presbítero tiene la potestad de administrar cinco de los siete sacramentos; bautismo, eucaristía, penitencia, unción de enfermos y matrimonio; el obispo, grado máximo, además, confirmación y ordenación sacerdotal. El diácono, al no ser propiamente un sacerdote no tiene esta función: la suya es la de asistir al sacerdote. La misma palabra lo dice: en griego διακονος, diakonos, y en latín diaconus, «servidor». Aunque no se queda en mera ayudantía: en misa, leerá el Evangelio, puede encargarse de la homilía y ayudar al sacerdote a administrar la Comunión (que, incluso, habiendo razones, puede administrar él solo). Nuestra amiga Aranzazu Gutierrez Zaballos nos comenta tras leer este texto, que «habría que añadir que lo propio del diácono es la Palabra, no sólo leerla (Evangelio) sino también predicarla (Homilía). También pueden ejercer como testigos cualificados (en lugar de un sacerdote) en el Sacramento Matrimonial». Y nos parece interesante saberlo y lo incorporamos para que todos aprendamos algo más.
En el caso del Bautismo no es imprescindible la potestad sacerdotal. En el Catecismo de la Iglesia Católica leemos:
- Quién puede bautizar
1256Son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can. 861,1; CCEO, can. 677,1). En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can. 861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria. La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16).
Así pues, también el diácono y esa es la función -además de la de ayudar, innata al diácono – que el Papa parece receptivo a dejar en mano de las diaconisas.
¿Se vestirán también ellas de alguna forma especial? Porque el diácono tiene su propio vestuario: en las ceremonias litúrgicas lleva una túnica sin mangas en vez de la casulla que recibe el nombre de dalmática….
… y sobre el alba, la estola la lleva cruzada desde el hombro izquierdo hacia el costado derecho.
Si os interesa leer más, en el Concilio Vaticano II se especificó la posición jerárquica y el oficio de los diáconos en la Iglesia católica a través de una de la constitución Lumen Gentium (promulgada el 21 de noviembre de 1964) en el capítulo III (Constitución Jerárquica de la Iglesia, y particularmente del episcopado), punto 29.
Otras iglesias católicas -ortodoxos, coptos y orientales- también cuentan con esta figura. No sólo son los encargados de leer el Evangelio y de ayudar a administrar la Comunión, sino que, además en las iglesias orientales inciensa los iconos y a los fieles, convoca a la oración, precede las Letanías de los Santos y las Lauretanas y el diálogo en la Anáfora. No se les permite administrar los sacramentos, a excepción del Bautismo en caso de muerte.
En la iglesia anglicana se dedican a la asistencia de enfermos, presos o gentes en estado de miseria pero, además, pueden bautizar y en algunas diócesis, conceder licencias para el matrimonio con supervisión del párroco y de su obispo, pero ni presidir la Eucaristía, ni absolver los pecados. Al contrario que los ortodoxos y católicos -sólo antes de la ordenación- se les permite casarse y en muchos países de confesión anglicana, las mujeres pueden ordenarse como diáconos.
Este post se publicó en el Huffington Post el domingo 29 de mayo de 2016.
(Fotos en josemanyanet.blogspot.com.es; diaconofrancis.wordpress.com; diácono ortodoxo en: User:Ericstoltz – en-wiki, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1815627)