Dos cabezas excelentes
Esta semana hemos estado excelentes: los tratamientos debidos a nuestras autoridades han dado pie a sesudas explicaciones y documentadas respuestas de unos y otros seguidores con lo que hemos tenido un muy fructífero diálogo a varias bandas del que se desprende, a modo de conclusión, que esto es un lío de mucho cuidado y que o nos ponemos todos de acuerdo en los tratamientos nacionales, autonómicos y demás zarandajas o mejor los abolimos todos pero de verdad.
Aunque algunos opinen que no hay discusión posible lo cierto es que, visto el patio, la hay y de altos vuelos: leyes y acuerdos, estatutos y Constitución son palabras que se han usado bastante en el ir y venir del intercambio de opiniones por lo que no parece que éste sea un asunto ni zanjado ni muerto: hay para mucho más.
A nosotros nos ha parecido muy interesante todo lo que hemos ido comentando y nos alegra que se anime la charla con estos debates.
Además de los excelentes debates sobre los tratamientos, nuestros seguidores han elegido como segunda entrada favorita la dedicada a otras dos excelencias: los jefes de estado del Vaticano y del Reino Unido. El Papa Francisco recibió la visita de la Reina Isabel II: ambos son cabezas de sus respectivas iglesias y de sus respectivos estados.
Una visita algo más corta delo previsto, pues no fueron más allá de 17 minutos cuando iba a ser media hora, y a la que llegó con tres cuartos de hora de retraso. “Estábamos teniendo una agradable almuerzo con el presidente Napolitano”, se disculpó. El Papa le regaló un mapa mundi con una cruz de plata para su bisnieto, Jorge, hijo de los duques de Cambridge y un facsímil de un decreto del año 600 que extiende el culto de San Eduardo, “el Confesor”, que fue rey de Inglaterra. La Reina, por su parte, le obsequió con una cesta de productos biológicos: miel, carne y una botella de whisky escocés que no parece, así, “a priori”, que sea un regalo…¿muy católico?