El cardo del sol

El cardo del sol

Estos días pasados hemos estado protocoleando por Navarra. Jornadas de protocolo. ¡Una de esas buenas costumbres que se deben mantener para estar siempre cerca de aquellos con los que compartimos trabajo y buenos y malos ratos debido a ello! Es una cita anual y este año ha sido en Pamplona. Con un retraso de dos años debido a la pandemia pero con el mismo fin: compartir experiencias y conocernos mejor.

Dentro de los programas que elaboramos para estas jornadas siempre se incluyen espacios cuyo uso pueda ser de interés al profesional de protocolo, además de visitas turísticas y culturales: preparar actos y añadirles chispa está dentro de nuestras competencias.  Paseando entre visita y visita por las murallas de la ciudad nos saltó a la vista una flor, cardo o sol de forma imprecisa que estaba colocado o colgado sobre algunas puertas o portones de acceso a casas y patios. Como preguntar es sencillo, abordamos a nuestra protocolera organizadora de la jornada que nos explicó que, efectivamente es una flor, es de un cardo y parece un sol. Es el cardo del sol o eguzkilore. Y tiene poderes mágicos.

Al cargo, a la magia y a Yolanda Amatriaín dedicamos hoy el post.

El cardo tiene nombre en latín

Como toda planta: se llama carlina acaulis, carlina o carlina angélica. Como buen cardo, es espinosa, su centro mide entre 8 y 13 cm; de color variado entre rojos, rosados o blancos plateados. Es planta natural del centro de Europa y en España la podemos encontrar sólo en montes, pastos y prados de Aragón, Cataluña, Cantabria, el norte de la provincia de Burgos, País Vasco, La Rioja y Navarra. Aunque no se utilicen ya, su raíz  tiene propiedades antibióticas además de ser un remedio útil en afecciones del riñón, edemas, hipertensión o incluso, como afrodisíaco. La describió Linneo a mediados del siglo XVIII y debe su nombre a Carlomagno. Hemos leído por las redes la leyenda que dice que fueron los ángeles quienes le mostraron al emperador como usarla contra la peste salvando de la muerte con ello a muchos de sus soldados. Pero con el paso de los tiempos, Carlomagno acabó siendo Carlos V el promotor de su uso.  ¡Vaya usted a saber por qué! Posiblemente Linneo supiera de esta segunda versión de la leyenda y por ello con Carlina se quedó. (Accaulis, por cierto, significa sin tallo).

     

La planta está protegida y por ello, ya no se encuentran ejemplares secos en las puertas de las casas, pero sí reproducciones de todo tipo en madera o metal.

Los poderes mágicos del cardo

¿Qué poderes son esos? Pues depende: en Aragón protege contra Bruixas y Bruixons y, además, contra el Foscor que se refiere a la oscuridad, la maldad y los malos espíritus. Pero como estamos en Navarra, nos preguntamos contra qué males se cuelga la flor en la puerta. Tanto allí, como en el País Vasco, también espanta brujas. Colocado sobre las puertas protegía las casas pues los espíritus malignos que se acercaban hasta los caseríos y veían la planta se entretenían quitando -otros dicen que contando-  los muchos pelos, hojas y espinas de su flor pues creían que no podían entrar sin habérselas quitado todas. Tardaban tanto en esta labor, que le pillaba el amanecer sin haber terminado y claro, ¡la luz del día les obligaba a volver a sus cuevas y guaridas! Otras explicaciones hay: que sólo ver aquella flor con forma de sol (eguzki, en euskera) se pensaban que era realmente un sol y por tanto, estaba amaneciendo y era hora de volver a sus refugios.

El origen de esta tradición

El origen de esta tradición hay que buscarla en la mitología vasca. Buscando información hemos leído el siguiente párrafo en el Blog Gailurretan:

“Hace miles de años, cuando la vida comenzó en la Tierra, no existía el Sol ni la Luna. Hombres y mujeres vivían en la oscuridad, asustados por las criaturas que salían de las entrañas de la tierra. Los seres humanos, decidieron pedir ayuda a la Tierra.
-Amalur, Madre Tierra, te pedimos que nos protejas de las criaturas que nos acechan.
–Hijos míos -les dijo la Madre Tierra- crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna.
Y la Tierra creó la Luna.
Al principio, las criaturas se asustaron y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir, pero no tardaron en acostumbrarse a la luz de la Luna. Una vez más los seres humanos acudieron a la Tierra.
–Amalur, Madre Tierra, gracias por crear la Luna, pero aún necesitamos algo más poderoso, puesto que las criaturas no dejan de acosarnos.
–De acuerdo -respondió la Madre Tierra- crearé un ser todavía más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol será el día y la Luna, la noche.
Los seres humanos se alegraron, el Sol era tan luminoso y caliente que gracias a él, crecieron las plantas. Sin embargo, las criaturas y las brujas no pudieron acostumbrarse a la claridad del día y solo pudieron salir de noche. Angustiados los seres humanos, pidieron nuevamente ayuda a la Tierra.
–Amalur, Madre Tierra, estamos muy agradecidos por tus regalos, la Luna y el Sol, pero aún necesitamos algo más. Durante el día no tenemos temor, pero al llegar la noche las criaturas salen de sus cuevas y nos acechan en las sombras. De nuevo, Amalur escucho sus súplicas.
– Está bien. Voy a ayudaros una vez más, pero está será la última. Crearé para vosotros una flor tan hermosa que, al verla, las criaturas de la noche creerán que es el propio Sol y os dejarán tranquilos.

Y la Tierra creó la flor del Sol, Eguzkilore, que hasta nuestros días defiende las casas de los malos espíritus, las brujas, las lamias, los genios, la enfermedad, la tempestad y el rayo.”

*Amalur: en euskera: “Madre Tierra”,  diosa de la mitología vasca, personificación de la Tierra.

 

Un cardo viajero

Entre las muchas curiosidades e historias que hemos leído, nos ha encantado esta que hemos encontrado en el Blog Historias del Altiplano: las del altiplano de Granada. Y nos ha parecido curiosa porque también allí esta es una tradición que sigue viva y que llevaron a esas tierras los navarros que allí se instalaron. El autor del blog se puso sobre la pista leyendo en una página de Facebook sobre la carlina accualis. Volvemos a copiar un texto, pues en él se explica cómo llegó la planta al sur: a la Sierra de la Guillimona que está en las estribaciones de la Sierra de Cazorla y Segura, que es el único sitio fuera del norte de la península donde puede encontrarse:

«#cardosol Planta de usos mágicos introducida por pastores navarros en la Guillimona a principios del Siglo XVI.
CARLINA ACANTHIFOLIA spp. CYNARA. Mombres comunes: Cardo sol y Cardencha.
Hierba perenne propia de pastos mesófilos, praderas alpinas y claros de bosques de Europa occidental. Su raíz se ha usado en la comarca de Huéscar para dar sabor a la mistela y para aliviar las calenturas. Esta especie de usos mágicos, utilizada como protectora frente a los espíritus en el Norte de España, fue introducida por pastores de ovejas churras traídos junto a los rebaños del Conde de Lerín. Esta es la explicación de que sea la Guillimona el único lugar de la Península, a parte de los Pirineos y zona cantrábrica, donde se encuentra esta especie de planta con una densidad muy reducida. Fuente: J. R. Guzmán Álvarez ((Universidad de Córdoba) 2008 Lagascalia 28: 73-81«.

 

Y hasta aquí el post de hoy. La verdad, nos ha encantado buscar por redes la información que os hemos trasladado en el texto. Estas son tres que nos han parecido interesantes y prácticas:  Biodiversidad; Flores y plantas; además de las dos mencionadas en el texto Gailurretán e Historias del Altiplano. Son muy interesantes.

 

 

(Fotos: grabado de la planta de Albrecht Meyers; Species Plantarum de Carolus Linneo; y propias)