El río Bidasoa: testigo de convenios matrimoniales

El río Bidasoa: testigo de convenios matrimoniales

En uno de esos trayectos de avión en los que da tiempo a ver alguna película, se podía escoger entre las varias ofertadas una que nos sonaba bien y que no conocíamos: Cambio de reinas,  del director de cine y escritor francés, Marc Dugain. La película nos lleva al primer tercio del siglo XVIII. En Francia reina Luis XV, que aun es un niño, y en España, Felipe V, el primer Borbón en nuestro trono y tío del rey francés. Los dos países necesitaban reconciliarse tras la guerra de la Cuádruple Alianza y no se les ocurrió mejor idea que la de unir sus coronas con una serie de matrimonios de alcurnia. Felipe II de Orleans, que era el regente francés dada la minoría de edad de Luis XV, propuso el enlace entre la Infanta Mariana Victoria – hija mayor de Felipe V y de su segunda mujer, Isabel de Farnesio– y el monarca -chiquito aun- Luis XV. Además, y del mismo golpe, el matrimonio de Luis, futuro Luis I de España y hermano mayor de Mariana Victoria, aunque de distinta madre (María Luisa Gabriela de Saboya) con Luisa Isabel de Orleans. Pero no quedó ahí la cosa: en el mismo lote también entró otra hija de Felipe II de Orleans: Felipa Isabel, que debía contraer matrimonio con el Infante don Carlos, futuro Carlos III, con el que sin embargo, no llegó a casarse.

La parte de la película que más nos gustó por la entrega de las princesas a sus respectivas “nuevas familias”. Su puesta en escena, el ceremonial, la decoración, el séquito … todo ello debía contribuir a dar una imagen de poder, de gloria de la monarquía. Es, por ello, un claro ejemplo de protocolo puesto al servicio de un fin real. Una ceremonia que tuvo lugar en la Isla de los Faisanes: un islote en la desembocadura del río Bidasoa, frontera entre España y Francia, y cuya soberanía compartimos con Francia en turnos de seis meses por país. Nos llamó tanto la atención que le hemos dado unas vueltas a las novias y nos ha salido este post.

Convenios matrimoniales al arrullo del río

Ana Mauricia de Austria y Luis XIII

Nos pusimos a buscar y a leer todo aquello que pudiésemos encontrar sobre esta ceremonia y vimos que aquella no fue la única vez en que un convenio matrimonial empezó o acabó a orillas del río.  Siendo frontera con nuestro país es el sitio perfecto para entregar documentos, convenios, o mercancías. Y estas bodas concertadas tienen mucho de todo ello. Además de este cambio de reinas que narra la película mencionada, en 1615 se celebró en mitad del río la entrega de otras dos princesas: de la infanta española Ana Mauricia de Austria -hija de Felipe III y de Margarita de Austria- y de la princesa francesa, Isabel de Borbón -hija de Enrique IV de Francia y de María de Médici-. Ambas se habían casado ya por poderes con el futuro rey Luis XIII de Francia y con el príncipe heredero de España, futuro Felipe IV, respectivamente.

La entrega de ambas mujeres se hizo en el río Bidasoa sobre tres barcas. Varios cuadros recogen la ceremonia celebrada el 9 de noviembre de 1615:


Intercambio de princesas entre las cortes de España y Francia, anónimo conservado en el Monasterio de la Encarnación de Madrid.

El intercambio de las princesas en el río Bidasoa (hacia 1626) de Valerio Marucelli, The Mari-Cha Collection Ltd.

Curioso sitio el del intercambio. Evidentemente, no fue “porquelodigoyo”. El lugar elegido para el ritual de la entrega fue objeto de negociación entre las dos partes. Francia propuso el río -“sobre el río”, en una isla- cercana a la parte francesa de San Juan de Luz y a la española de Hondarribia. España presentó también posibles ubicaciones pero no fueron aceptadas por el país vecino, de forma que Felipe III acabó cediendo con ligeras variaciones: en vez de en la isla propuesta se haría en una zona estrecha y vadeable del río que se acondicionaría.

La puesta en escena de la ceremonia tenía que cumplir con muchos requisitos -la conveniencia política del matrimonio se empezó a valorar desde que nacieron los niños- que empezaron a diseñarse y discutirse entre las dos partes con todo detalle. Por la parte española, el encargado de la organización fue el embajador en Paris, Íñigo de Cárdenas. Y aunque al principio partían de la idea de “aparentar o parecer”, la insistencia de los franceses y el detalle de sus propuestas obligó a esforzarse más y trabajar muchos más aspectos de los que había previsto la parte española.

La princesas llegarían hasta la zona como requería el traslado de una figura real: con toda la autoridad, acompañantes e infraestructura que merece. Y debía medirse de forma que fuera igual para ambas. Por un lado, entradas, recepciones, embarques y llegadas -hitos ceremoniales en toda jornada de viaje con motivo de un matrimonio- hubo que desmenuzarlas. Por otro, joyas, dote y pensiones serían similares*; Pero, además, planeando al milímetro. El previo matrimonio por poderes de las dos princesas se celebraría en ciudades -francesa y española- cuya distancia hasta el río fuera muy parecida: Burgos y Burdeos el 18 de octubre. Si lo miramos en GoogleMaps, veremos que de Burgos a Hondarribia hay hoy 234 kilómetros, que son 224 si salimos desde Burdeos. ¡Cientos de detalles que no se dejaron al azar! Son exhaustivas las relaciones y explicaciones de Mantuano en su Casamientos de España y Francia (…) disponible en la BNE.

La idea del intercambio en mitad del río fue una propuesta francesa: se haría con ayuda de tres barcas. Una estaría fija en mitad del cauce y debería tener forma y decoración de sala. Las otras dos, una para Francia y la otra para España, acercarían a las princesas hasta la fija. Esta idea no gustó en España: preferían que los franceses no montaran nada fijo en el río, por si se quedaba hecho y se acababan quedando con ello y convirtiéndolo en frontera. ¡Y el límite de la frontera llevaba ya mucho tiempo en litigio y no era momento de buscar más problemas! España siempre prefirió un puente y tenía clara la conveniencia de financiarlo y se llegó a pedir un proyecto. Pero los franceses lo desestimaron diciendo que no iba a estar a tiempo para la fecha prevista del intercambio. Así que al final, se aceptaron las barcas: las dos partirían de sus respectivas orillas tiradas por marineros y por gruesas maromas.

Siguiendo el relato de Mantuano, Ana salió de Irún e Isabel lo hizo desde un caserío en Behobia a la vez y fueron acercándose al mismo paso y mirándose unos a otros hasta las piezas o salas construidas en las orillas desde las que accedieron por unas gradas a las propias barcas. Esta es la descripción de dichas salas en el texto de Mantuano (sala española):

Partieron a la vez -ejercía de maestro de la ceremonia el embajador Cárdenas que iba dando las indicaciones- y llegaron simultáneamente a la barca fija en mitad del río. Se sucedieron entonces las intervenciones previstas, se intercambiaron las princesas y media hora después embarcaba cada una de ellas hacia la orilla opuesta a la que había partido.

Entre los acuerdos a los que se llegó para esta parte de la entrega está también el del número de soldados que irían con las princesas en las barcas y su equipamiento: deis por parte de cada una y sin arcabuces. Los de infantería que acompañaron a las dos delegaciones se quedaron en tierra: Irún y Hendaya.

Si hasta contamos soldados, ¿qué séquito acompañaba a la infanta española? Esa fue una gran preocupación de Felipe III. Para el rey mantener el servicio doméstico “al estilo de España” era “exportar” grandeza y prestigio. Tanto para Ana, que iba a ser reina de Francia, como para Isabel en España. Al llegar a la frontera e intercambiar a las princesas, los servidores que las habían acompañado pasaban sus funciones a manos de los que las recogían y automáticamente se empezaban a aplicar las etiquetas de cada casa. Tanto les importaba el ceremonial que descuidaron otras cuestiones y si se despistan, llega la fecha y las cosas por hacer. Y eso teniendo en cuenta que estas entregas eran ocasiones festivas y días de esparcimiento en las que se relajaban las normas.,

Un detalle más. Si pendientes se estaba de tanto detalle, ¿se fijarían en los vestidos de las mujeres? Si. Y están descritos en diferentes relaciones de aquellas jornadas: “Isabel iba vestida a la española y Ana, a la francesa”; “la reina iba vestida de azul a lo francés con muy ricas joyas de diamantes y la princesa de blanco a la española con muchas joyas y una cadena de diamantes”;  “la reina iba con vestido de tela de oro rayada en azul e Isabel vestida de tela de plata,  bordada de perlas”**.

La boda de Ana de Austria y Luis XIII, Jean Chalette, 1615

La reina Isabel de Borbón, a caballo (hacia 1635); Diego de Velázquez, Museo del Prado.

Mª Teresa de Austria y Luis XIV

Como hemos dicho, el intercambio de princesas en el ríos Bidasoa no se limitó a uno. Unos años después, en 1660, se firmaba en la Isla de los Faisanes -la de la soberanía compartida- la firma del Tratado de los Pirineos entre España y Francia tras 10 años de guerra entre los dos países. Entre los puntos acordados en el mismo estaba prevista también la boda entre el rey francés Luis XIV y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV y de Isabel de Borbón, un matrimonio que había entrado en el “paquete” de convenios matrimoniales que acabaron representándose en el río Bidasoa en 1615 y que acabamos de contar.

En el acto organizado para representar el acuerdo -firmado el 7 de junio de 1660- también estaba prevista la entrega de María Teresa como prometida del rey.


La entrevista de Luis XIV y Felipe IV en la isla de los Faisanes, Diego de Velázquez

El matrimonio por poderes se celebró en Hondarribia el 3 de junio. Al rey Luis XIV le representó Luis Méndez de Haro y Guzmán. La boda tuvo lugar en San Juan de Luz el 9 de junio de 1660.

Boda de Luis XVI; Jacques Laumosnier

Y serían más, pues después de estos dos, se producirían el de la infanta Mariana Victoria y Luis XV que es el que se narra en la película que nos ha servido de pie para introducirnos en el asunto de los intercambios y entregas de princesas. De lo mucho que hemos leído, tal vez, para un blog de protocolo, las descripciones de las bodas, decorados, ceremonias y comitivas sea lo más interesante. Pero si no paramos, esto se alarga en exceso. ¡Lo tendremos que dejar para otro post!

*la relación puede leerse en Casamientos de España y Francia (…), recogidos por Mantuano, en la BNE.

**Imágenes para una ceremonia de frontera; Mª José del Río Barredo

***Luis Méndez de Haro y Guzmán, VI marqués del Carpio, I duque de Montoro y II conde-duque de Olivares, general y político.

(Fotos: cuadro Marucelli; cuadro anónimo; cuadro: Tratado de los Pirineos: y Boda de Luis XIV: autor Jacques Laumosnier, Museo de Tassé, Le Mans; Tratado de los Pirineos,