El Senado: ¡el patito feo!
No ha habido medio de comunicación que no nos haya contado detalles, anécdotas o chascarrillos de la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados en esta XI Legislatura. ¡Por tierra, mar y aire! Nos lo sabemos todo. O por lo menos eso parece: desde ayer corren por todas las redes las palabras “reglamento”, “negociación”, “mesa”, “cámara”, “sesión”, “comisiones” o “escaños”, que son mucho más técnicas que otras también muy nombradas -como “niño”, “rasta”, “gestos” o “corbata”- , y que manejamos con aparente soltura. ¡Será que nos leen mucho y se saben la estructura del Congreso de los Diputados que vimos ya aquí, como cabe esperar de cualquiera de nosotros y más aun, de cualquiera que desde los medios hable sobre el asunto!
¿Y del Senado? ¿Nos contaron su sesión de ayer con el mismo despliegue de medios, periodistas y cámaras que las desplazadas al Congreso? ¿Sabemos, incluso, si hay o no hay sesión constitutiva también en esta Cámara?
No: el Senado es eso que todos se quieren cargar por inútil, del que se dice que es el lugar donde “colocar” a las viejas glorias, que “apenas” tiene función y del que en días como ayer, lo más que se oye o se lee en los medios de comunicación es, que “se ha celebrado en el antiguo Salón de Plenos que se usa sólo en las grandes ocasiones”. Y se acabó.
Nosotros estuvimos ayer en ese antiguo Salón de Plenos para seguir en directo la sesión: ¡nos gustan los patitos feos! La sala estaba rebosar.
En la galería, arropados por el calor de visitantes e invitados, seguimos el inicio de la ceremonia, después nos sentamos un rato en la sala de prensa con familiares de senadores y de los representantes de los medios de comunicación.
Para seguir la ceremonia nos ayudamos del Reglamento del Senado, pues es en este documento donde se explica el procedimiento a seguir para la constitución de la Cámara Alta, y del Orden del Día, que facilita mucho la labor.
Tras los preámbulos -Junta Preparatoria, lectura del Real Decreto, la lista de credenciales, artículos del reglamento sobre la sesión- se procede a la formación de la Mesa de Edad. Según este reglamento (Art.3) la presidirá el Senador de más edad -ayer, el senador Gayastegui del PNV- que será asistido por cuatro secretarios: los cuatro senadores más jóvenes, Bernat Picornell (ERC),
Pablo Rodríguez Cejas (AHI-CC), José Manuel Mármol (PSOE) y Claudia Massó (DiL)
Salvo impugnaciones, se procede después a elegir a los miembros de la Mesa. En el Senado, la Mesa la componen el presidente, dos vicepresidentes y cuatro secretarios. La elección de todos los cargos se lleva a cabo mediante votación: en la urna ante el presidente de la Mesa de Edad, que antes de proceder a la votación leerá los nombres de los candidatos propuestos por los partidos para el cargo. Todos los senadores, que serán llamados uno a uno por su nombre y apellido en orden alfabético, se acercarán a la mesa y entregarán la papeleta al presidente de la Mesa de Edad, que será quien la introduzca en la urna. (Art. 6).
Para elegir al Presidente del Senado, que es el primero en ser elegido, “se escribirá un solo nombre en cada papeleta”. “Resultará elegido el que tenga el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara” (Art. 7)
La lectura de los nombres de los senadores se la turnan los secretarios -estaban los 265 entre electos y designados cuyos nombres ya aparecen en la web del Senado– mientras una intérprete traduce al lenguaje de signos. Además de que así se entera todo el mundo de lo que allí sucede, hay entre los senadores, una mujer con discapacidad auditiva.
Acabada la votación, se procede al recuento, contrastado y visado, y el presidente de la Mesa de Edad anuncia quien ha resultado ganador. Ayer, como todos sabemos ya, el elegido fue D. Pío García Escudero, que ya ha sido el Presidente del Senado en la anterior legislatura.
Se procede después a la elección de los dos vicepresidentes: primero se lee el nombre de los candidatos y después se inicia la votación. De la misma manera: papeletas y urna. “Los dos vicepresidentes se elegirán simultáneamente, sin que cada Senador pueda escribir más de un nombre en la papeleta. Resultarán elegidos, por orden correlativo, los dos que obtengan mayor número de votos”. (Art. 8)
Ayer lo fueron el Sr. Sanz -ex Presidente de la Rioja- con 143 votos y el Sr. Lerma -ex presidente de la Generalitat de Valencia- con 90 votos.
Para algunos senadores este ir y venir del banco a la urna es un suplicio: especialmente para la senadora Virginia Felipe -de Podemos por la CA de Castilla La Mancha- que va en silla de ruedas: no puede acercarse más que hasta un punto ante las escaleras de acceso a la mesa. Allí, un letrado tomó su voto, lo levantó para que se viera que lo tenía en la mano y allí no había ni trampa ni cartón, y se lo entregó al presidente de la Mesa de Edad. Las tres veces que se votó.
Por último, se eligen los cuatro Secretarios: “(…) los Senadores escribirán sólo dos nombres en la papeleta y resultarán elegidos, por orden de votos, los cuatro que obtengan mayor número (…)”. (Art.9)
Del recuento de estos votos resultó un empate: los dos senadores propuestos por el PP obtuvieron los mismos votos, 144 cada uno, y por tanto había que aclarar quien ocuparía la Secretaría Primera y quién, la Segunda. Se solicitó la asistencia del Letrado Mayor, Sr. Cavero.
La solución era fácil: los dos nombres escritos en las papeletas estaban en un determinado orden: primero el Senador Aznar y después la Senadora Pedrosa. Así pues, para el caballero fue la Secretaría Primera del Senado, para la dama, la Segunda.
(Estos son los Senadores Aznar y Pedrosa)
Nombrada la Mesa del Senado, se retiró la Mesa de Edad, y juró su cargo como Presidente del Senado D. Pío García Escudero. Según consta en el Art. 11, será el Presidente de la Mesa de Edad quien “(…) tomará la declaración de acatamiento al que resulte elegido (…) y Éste a su vez, a todos los Senadores, empezando por los Vicepresidentes y Secretarios y continuando por orden alfabético por los restantes”.
La fórmula para hacerlo es la siguiente: “¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?”. Los senadores contestarán, “Si, juro” o “Si, prometo”. La variedad de las contestaciones ya la hemos visto: “En el Senado también, hablando en castellano, euskera, catalán o gallego, la mayoría de los representantes del partido de Iglesias prometieron el cargo “por imperativo legal”. Dos lo hicieron “hasta la Constitución catalana”, otra “para poner esta Cámara al servicio del derecho a decidir de todos los pueblos del mundo”; y otros cuatro “hasta la constitución de la República catalana”.
(http://politica.elpais.com/politica/2016/01/13/actualidad/1452685395_555063.html)
Don Pío pidió que se contestara en castellano: no había traducción en la sala. La Senadora Iparraguirre es famosa por su dominio del euskera… ¡cantado!
El acto se cierra con el discurso del Presidente.
¡Echa a andar una nueva legislatura!
(Fotos: archivo propio y Servimedia)