Ella solita

En las visitas oficiales siempre se reserva un día para que el jefe del estado visitante ponga una corona de laurel ante el monumento a los soldados caídos por su país. Lo vimos en el post que dedicamos a las visitas de estado:

http://protocoloalavista.com/2014/06/09/de-visita-de-estado/

Homenajear con una corona de laurel es también habitual en las conmemoraciones de grandes batallas y en actos en honor de víctimas de atentados o catástrofes.

En la gran mayoría de estas ceremonias la corona la portan dos soldados o miembros de otros cuerpos de seguridad del estado en procesión hasta el monumento. Inmediatamente detrás se sitúa el jefe de estado o la autoridad que ofrece la corona. Una vez colocada en el sitio estimado, se acerca a ella y, casi siempre, ordena las cintas, recoloca un poco las flores….

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Pero cuando de la reina Isabel II se trata… ¡la cosa cambia! Ella se las apaña muy bien solita: “si yo pongo lo corona, yo la llevo también”. Algo más que un simple gesto.
Isabel II