En las visitas oficiales siempre se reserva un día para que el jefe del estado visitante ponga una corona de laurel ante el monumento a los soldados caídos por su país. Lo vimos en el post que dedicamos a las visitas de estado:
http://protocoloalavista.com/2014/06/09/de-visita-de-estado/
Homenajear con una corona de laurel es también habitual en las conmemoraciones de grandes batallas y en actos en honor de víctimas de atentados o catástrofes.
En la gran mayoría de estas ceremonias la corona la portan dos soldados o miembros de otros cuerpos de seguridad del estado en procesión hasta el monumento. Inmediatamente detrás se sitúa el jefe de estado o la autoridad que ofrece la corona. Una vez colocada en el sitio estimado, se acerca a ella y, casi siempre, ordena las cintas, recoloca un poco las flores….
Pero cuando de la reina Isabel II se trata… ¡la cosa cambia! Ella se las apaña muy bien solita: «si yo pongo lo corona, yo la llevo también». Algo más que un simple gesto.

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3 Comments
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Gracias por esta entrada sobre las coronas de laurel, nos sacó de una duda hace poco, en el homenaje a Clara Campoamor. Había varias opiniones sobre qué corona y se decidió que la mas adecuada era la de laurel.
¡Qué bien! ¡Cuánto nos alegremos de ser útiles! Enhorabuena por la elección, que no es fácil y que no siempre se entiende y aquí nos tenéis para lo que sea. Muchas gracias por escribirnos y, sobre todo, ¡por seguirnos!