En verano, traje de baño
Las vacaciones de Semana Santa las hemos perdido. ¡Qué se le va a hacer! Pero, como hay que ser positivos, vamos a poner el ojo en las de verano para animarnos: marcarse metas y horizontes siempre ayuda. ¡Mientras no nos digan lo contrario, al menos soñar con el calorcito, el sol, la playa, el mar, el traje de baño….! Y hablando de bañadores…. ¿entran dentro del capítulo de la etiqueta? ¿Hay horario para lucirlo como el frac, el chaqué o el traje largo?
Hombre…así de primeras….¡salvo para disfrazarse, el traje de baño tiene un uso claro: es la indumentaria para chapotear y nadar! ¿Algo más que haya que saber con respecto a la forma de llevarlo? ¿Le acompañan más prendas como es el caso de la indumentaria protocolaria? ¿”El traje de baño se luce con toalla y chanclas”? ¿”Largo del bañador”, “género en el que se fabrica”, “complementos”? Pues no es tontería…¡aunque lo parezca! Hoy en día es una prenda tan habitual que no falta en ningún armario y no dudamos de su uso: cuando vamos a la playa metemos siempre un par -o más- en la maleta. No preguntamos nunca a ningún “protocolero” eso del ¿qué me pongo? como lo hace tanta gente cuando se trata de una boda. Pero no siempre ha sido así. ¿Y si nos ponemos el bañata y buceamos un poco por su historia?
Origen del traje de baño
Sin darle muchas vueltas: casi todos tenemos claro que la prenda no puede ser muy vieja. Bañarse en el mar como forma de ocio -lo de la bañera no requiere traje de baño- es relativamente reciente, si comparamos la historia de la indumentaria. Aunque :
Estos son los mosaicos de Villa Casale, una villa romana en Piazza Armerina, Sicilia, famosa por la colección de mosaicos estupendamente conservados que tiene. En los que decoran el complejo termal están éstos, que reproducen a mujeres luciendo una prenda similar a lo que hoy conocemos como bikini. Parece que podrían estar haciendo deporte -levantar pesas, lanzar discos o correr- para lo que es más adecuado andar ligero de ropa, pero también hay autores que las relacionan con Eros, el dios del amor -lujuria, erotismo, prostitución, cuerpos desnudos-. En cualquier caso, no era ni atuendo, ni actividad habitual. La braguita del bikini, que más bien era un taparrabos, se llamaba subligar o subligaculum y la parte superior, que más era una banda que otra pieza con formas, era el strophium o mamillare.*
A los baños de mar se empezó a ir a finales del siglo XIX: darse un chapuzón era una recomendación para mejorar la salud. Y hasta que no se popularizó como deporte, no fue una actividad común. Estaba ligada a las termas, a los baños termales, más cercanos a la higiene que al deporte. A la playa se iba perfectamente ataviado -eso si, ropa ligera de verano, habitualmente de color blanco- y para el baño, se utilizaban las casetas: en ellas se cambiaba uno de ropa. En algunos casos, iban tiradas por caballos o por un bañista, que llevaban a los valientes hasta el agua. Abrían la puerta, se daban el baño -ayudados para no ahogarse- y se volvían a la orilla de la misma manera.
Como se ve muy bien en las fotos, los trajes de baño para las mujeres eran también un “dos piezas“…¡de túnica o blusa y pantalones tipo bombachos! Enseñar piel no estaba bien visto y hasta para bañarse se debía cuidar el recato. Se hacían con tejido de sarga o de lana, que empapaban mucho agua y no permitían nadar ni moverse con libertad. Y siempre de colores oscuros:
Los hombres, por su parte, adaptaron la ropa interior habitual a bañador de una pieza. Sin duda más cómodo para moverse aunque los tejidos no acompañase.
El traje de baño de una pieza
El modelo de una sola pieza -maillot- se lo debemos a la nadadora -y después actriz- Anette Kellerman. Nacida en Australia en 1887, empezó a nadar para fortalecer las piernas -posiblemente debilitadas por alguna enfermedad infantil-, y en pocos años ya batía records en su país. Ella empezó a utilizar esta prenda que permitía ganar comodidad y velocidad al ajustarse mejor al cuerpo. Le costó algún que otro arresto, por indecente, pero las mujeres los acogieron muy bien y la nadadora creó una línea propia de bañadores.
La primera empresa que fabricó el bañador más parecido a los que hoy lucimos fue la norteamericana Jatzen en 1920. Era de tejido elástico de canalé. A partir de ahí ya las cosas fueron más sencillas. Otros modistas como Patou o Chanel favorecían su uso y los incluían en sus colecciones.
Este es un anuncio de la firma Jatzen que hemos encontrado en el canal de YouTube de Eward Cameron
Tras el bañador de una pieza llegó el bikini. Fue una creación de un ingeniero francés, Louis Réard. Y lo llamó bikini por el atolón del mismo nombre donde se estaban haciendo las primeras pruebas de la bomba atómica tras la guerra. Corría 1946. Con el bañador y el bikini como prendas básicas para disfrutar de la playa y del deporte de la natación, entra en juego la moda. Y eso ya sabemos lo que significa: modelos, formas, novedades, temporadas, colecciones…¡de prenda para tomar baños a icono de moda! Lo malo es que moda y protocolo no son sinónimos y por tanto nos quedamos con la prenda, que guardamos como otras en nuestro armario, y simplemente aprendemos cuándo se lucen: el bañador, para la playa o la piscina. No tiene más vueltas.
*Barbara F. McManus, Roman Clothing, The College of New Rochelle, 2003
(Fotos: Villa Casale; mosaico chica en bikini; Playa de Berria; Playas del Sardinero; casetas; San Sebastián; bañadores antiguos; chicas en la playa; bañadores masculinos; Anette Kellerman; Anette Kellerman (2); Louis Renard con una modelo en bikini; poster de la portada)