Entre reinas anda el juego: juras reales femeninas
¡Imposible decir a estas alturas de semana que no sabemos que ayer juró la Constitución la Princesa de Asturias! Todos los medios de comunicación han dedicado horas de emisión y cientos de páginas al acto. Poco se puede añadir. Sobre todo a determinados aspectos que siempre son los primeros en ser comentados. Entre ellos la indumentaria, que siempre se lleva la palma. El traje de chaqueta y pantalón de doña Leonor corrió como la pólvora por las redes según puso el pie en la Carrera de San Jerónimo. Pero también nos sabemos lo del ejemplar de la Constitución, que es el mismo sobre el que juró su padre, que como tal estaba pendiente de ella en todo momento, hasta el extremo de arreglarle la coleta -como también hizo su madre- o de explicarle por señas lo de «cómosebrinda» en el almuerzo que ofrecieron los Reyes en el Palacio Real.
Tenemos claro que contar el acto sin más después de todo lo dicho es un tanto reiterativo. Pero tampoco queremos dejar pasar la ocasión: no sabemos cuántas juras de futuros reyes vamos a poder seguir en nuestra vida, pero pudiendo hacerlo hoy, sería una pena dejarlo para otro día. Así que hemos pensado en darle una vuelta. Y nos hemos decidido por las comparaciones.
¡No, esa no! que también nos han contado ya las diferencias entre la jura de don Felipe hace 37 años y la de doña Leonor.
Esta si. La de Isabel II. Nos hemos decidido por ella por ser la jura de una reina de la dinastía de doña Leonor, de las muy pocas que hemos tenido -Isabel I, Juana I, Isabel II- y por ser mujer. Aunque la distancia en el tiempo y la situación política entre ambas son enormes, las dos son juras, las dos son ceremonias, las dos son mujeres. ¡Iba siendo hora!
Para ayudarnos en la tarea hemos utilizado un estupendo trabajo de Susana Blasco Pedrazas: «Sesiones Regias de Juramento y Proclamación de los Monarcas ante las Cortes«, publicado por la Dirección de Estudios, Análisis y Publicaciones del Congreso de los Diputados y al que dedicamos una entrada –Juramentos en las Cortes– en 2015.
El ceremonial de la jura de 1843
Explica Susana Blasco en su libro que el ceremonial que se aplicaría en la jura solemne de la reina se aprobó en las Cortes. El documento se conserva en el archivo del Senado. Y lo reproduce en el texto. Son 12 artículos que empiezan con los 21 cañonazos al amanecer el día 10 de noviembre de 1843 para anunciar su solemnidad. Contempla la salida de la reina -y de su hermana la infanta doña Luisa Fernanda– desde el Palacio Real al del Senado, que es donde se celebraría, advirtiendo que la distancia hasta allí por la calle Bailén la cubrirían las tropas de la guarnición.
No son carrozas de las de antes, son cochazos de los de ahora que también permiten ver a la Princesa y a la Infanta Sofía en el recorrido por la calle Mayor. Si cambiamos tropas de guarnición por Guardia Real…. la única diferencia la marcan los avances técnicos que se han desarrollado desde el siglo XIX hasta nuestros días.
En el artículo 6º se especifica que «serán recibidas y despedidas en el Senado por las Comisiones de ambos Cuerpos conforme a los Reglamentos respectivo». La lista de estas autoridades también puede consultarse.
Comisión, comisión … No. Pero ambos Cuerpos -Congreso y Senado- encarnados en sus presidentes esperaban a la familia real a las puertas del Congreso.
En este mismo artículo ordenan a las autoridades que van a «salir en la foto»: «los individuos del Gobierno provisional y los Gefes de Palacio se colocarán en pie a los lados y espalda del Trono, quedando la restante comitiva en la barra«. Se completa en el artículo 7 con más datos: «al lado izquierdo del Trono y sobre la segunda grada estará la silla de S.A. la Infanta Doña María Luisa Fernanda, y al lado derecho fuera de la gradería, la del Presidente de los Cuerpos colegisladores«.
El palacio del Congreso de los Diputados no tiene trono. Pero para la ocasión se montó una tarima donde alojar a las autoridades testigos de la jura. También incluía silla para hermana.
El punto principal de la celebración se describe en el siguiente artículo, el 8º: «para el acto solemne del juramento se acercarán al trono el presidente y los Secretarios: aquel se pondrá a la derecha de S.M. con el libro de los Evangelios abierto, y los Secretarios en frente teniendo abierto el libro que contenga la fórmula del juramento. Levantándose S.M. podrá su mano derecha sobre dichos Evangelios, y hará por sí misma el siguiente juramento:»
«Juro por Dios y por los Santos Sacramento que guardaré y haré guardar la Constitución de la Monarquía Española promulgada en Madrid a 18 de junio de 1837; que guardaré y haré guardar las leyes, no mirando en cuanto hiciere sino el bien y provecho de la Nación. Si en lo que he jurado o parte de ello lo contrario hiciere, no debo ser obedecida; antes aquello en que contraviniere sea nulo y de ningún valor. Así Dios me ayude y sea en mi defensa; y si no, me lo demande».
«Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al Rey»
Dado que somos un estado aconfesional («Ninguna confesión tendrá carácter estatal», Art.16.3 de la Constitución de 1978), ni Santos Evangelios, ni crucifijo.
En el artículo 11 se detalla el camino de vuelta a Palacio: «saldrán del Senado en la misma forma que fueron recibidas, y dirigiéndose por la calle del Arenal, Puerta del Sol y Carrera de San Gerónimo, revistarán las tropas, volviendo al Real Palacio por dicha Carrera de San Gerónimo, Puerta del Sol, calle Mayor, de la Almudena y Arco de Palacio.»
El ceremonial de 1843 se cierra con las salvas: «21 cañonazos anunciarán la llegada» de vuelta al Palacio.
La llegada de doña Leonor al Palacio Real se ha anunciado con 19 cañonazos.
Invitados
Está claro que a estos actos acuden muchos invitados. Tanto entonces como ahora. Consultamos en el libro de Susana Blasco. El presidente del Senado en 1943, don Mauricio Carlos de Onís, tuvo, como ayer la presidenta del Congreso y el presidente del Senado, que lidiar con muchos compromisos para cuadrar la lista definitiva de invitados. Estuvieron invitados el cuerpo diplomático, la nobleza, la prensa…. más o menos lo habitual, aunque hoy sin nobleza pero con Comunidades Autónomas, ministros en funciones, alcalde de Madrid, presidentes del Consejo de Estado y del Tribunal de Cuentas, el Fiscal General del Estado, el Defensor del Pueblo, el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes…
Esta es la invitación de ayer. En 1943 se llamaba billete y sin billete no se va a ninguna parte. En el libro de Susana Blasco que estamos utilizando de ayuda, se reproduce un billete para asistir a la jura de la reina Isabel II. El documento también se guarda en el archivo del Senado.
Almuerzo
Después de la «sesión» de 1843 en el Senado se sirvió un refrigerio, que es una palabra en desuso pero bastante bien elegida. Primero a la reina y a su hermana doña Luis Fernanda. En la sala y alrededor de la mesa donde se servía, «se situaron de pie los miembros de las Comisiones que se habían encargado de recibirles, los Presidentes del Congreso y del Senado, los jefes de Palacio, el Capitán General y parte de la nobleza (…)«. Al resto de diputados no se les sirvió nada hasta que las «reales personas» se marcharon.
Ayer no se sometió a los comensales a esa espera. El comedor del Palacio Real se montó con varias mesas redondas, que son siempre las mejores para entablar grandes conversaciones, y tras el brindis, todos felices, comieron perdices.
¿Os habéis preguntado qué aspecto tiene hoy el ceremonial cuyo original de 1843 os hemos comentado que se guarda en el archivo del Senado?
Un recuerdo que guardaremos. ¿habrá algún blog dentro de chiquicientosmil años que compare esta jura con la de otra reina? ¿Cómo sería? ¿Muy diferente a la de ayer? ¿O no tanto? Aun siendo enorme la distancia entre la niña Isabel y la joven Leonor, aunque el país sea muy distinto y hayan cambiado muchas cosas, el protocolo sigue sirviendo para representar y poner en escena el estado en el que vivimos.
(Fotos: la coleta (Vanitatis); dos juras (El País); cuadro de Isabel II (José Castelaro y Perea, Museo de Historia de Madrid); coche en la calle mayor (Libertad Digital), Princesa en el coche (rtve); croquis (20 Minutos) presidentes de Congreso y Senado (Diario de Navarra); estrado en el Congreso de los Diputados (El País); jura y salvas (El País); desfile (ABC); invitación, programa y menú (propio))
María de la Serna Ramos es Técnico en Protocolo y Relaciones Institucionales por la Escuela Internacional de Protocolo y Graduado Universitario en Protocolo y Relaciones Institucionales por la Universidad de Granada.
Ha trabajado en las áreas de relaciones públicas e institucionales, marketing, organización de eventos, gabinete de prensa y protocolo de varias empresas y ha sido Jefa de Protocolo del Ministerio de Justicia. Actualmente ocupa el puesto de Jefa de protocolo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.