Esquelas hay…
Para avisar del fallecimiento de alguien lo más habitual es publicar una esquela en la prensa. En los pueblos o ciudades pequeñas, además, es bastante frecuente pegarlas en los cristales de tiendas y establecimientos o en las mismas fachadas de los edificios.
No hay un único modelo: cada familia, cada persona, aprovecha este espacio para comunicar la muerte de su ser querido de la forma que le parece más oportuna.
Pero, cuando el fallecido es una autoridad, algún alto cargo de alguna institución pública, o un alto cargo de una empresa, además de la esquela familiar, también la entidad, institución o empresa es normal que comunique el óbito publicando una esquela. Conviene, aunque no sea sencillo pies la tradición pesa, tener la sensibilidad de evitar referencias religiosas y lo correcto es utilizar la fórmula «expresa su dolor por el fallecimiento de…».
En estos casos y antes de la comunicación, se reúne el equipo de gobierno o el consejo de administración para que su presidente o máximo responsable sea quien informe de lo sucedido y se pueda decidir qué reconocimiento póstumo y qué tipo de condolencia se quiere dar al difunto y a su familia. Alcanzado el acuerdo, se redacta el comunicado oficial –institucional o de empresa- que se manda a los medios de comunicación para su emisión y al día siguiente se publica la esquela.