Este año, torrijas hasta mayo

Este año, torrijas hasta mayo

Las torrijas han sido las protagonistas de las redes durante estos días de confinamiento y de coronavirus. Hay fotos, videos y tutoriales como nunca antes. Estar en casa en Semana Santa y sin poder salir ha agudizado la necesidad de llenar las horas con todo tipo de entretenimientos y cocinar es uno de ellos. Aunque sea un plato o postre habitual de estas fechas,  ¿quién nos asegura que no van a seguir siendo “virales”  hasta…¡vaya usted a saber cuándo! No vamos a hablar de recetas. De esas hay tantas como cocinillas.  Lo que sí podemos ver es de dónde viene la tradición.  ¿Qué tal si nos damos una vuelta por su historia?

¿Qué es una torrija?

Aunque, coloquialmente hablando, torrija -o torreja- sea una forma de llamar a las borracheras, la nuestra de hoy es un plato dulce hecho de pan -generalmente, duro- cortado en rodajas o rebanadas, empapado en leche, que se fríe -rebozado en huevo- y se sirve con azúcar y canela. (Se puede empapar también en vino o en almíbar). Ablandar el pan con leche y endulzarlo ha sido siempre bastante común en Europa.

Los romanos ya ablandaban pan en leche. En el libro De re coquinaria – atribuído a Marco Gavio Apicio* en el siglo I (a.C.)- es conocido como el nombre del autor aparece la siguiente receta:

Aliter dulcia: siligineos rasos frangis, et buccellas maiores facies. In lacte infundis, frigis et in oleo, mel superfundis et inferes

Evidentemente en latín y que traducido, más o menos, viene a ser “otra receta dulce: toma piezas viejas de pan de trigo y pártelas en trozos grandes. Empápalas en leche y fríelas en aceite, y preséntalas con miel vertida encima”.

Hay referencias a esta mezcla en la corte de Enrique V de Inglaterra donde se conocía como pain perdu o lost bread -en referencia a que ya no era fresco y podía tirarse- o también “poor knights of Windsor” que en Alemania se traducía por arme Ritter” (caballero pobre).

Rebozar con huevo es posterior. El cocinero francés Guillaume Tirel (siglo XIV) llama tostadas doradas (tostées dorées) a las rebanadas ablandadas y rebozadas en su libro de cocina, Viander:

  

 

Esta receta se va pareciendo más a la nuestra actual. De hecho, en nuestro país encontramos referencias a las torrijas en el Cancionero  -edición de Salamanca, 1496- de Juan de la Encina, que hemos encontrado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes:

No piense que vamos
su madre graciosa
sin que le ofrezcamos
mas alguna cosa
que es de gran valor
madre del redentor .
En cantares nuevos
gocen sus orejas
miel y muchos huevos
para hacer torrejas
aunque sin dolor
parió al redentor.

Aparecen también en otros libros de cocina posteriores. En El arte de Cozina de Domingo Hernández de Maceras (1607) y en el Arte de cozina, pasteleria, vizcocheria, y conserueria de Martínez de Moñino (1611), que son dos “biblias” de la cocina medieval:

 

¿Por qué comemos torrijas en Semana Santa?

De la misma que hemos buscado torrijas por los viejos libros de cocina, hemos rastreado en busca de la costumbre de comerlas en Semana Santa. En muchos medios de comunicación se han publicado artículos al respecto a lo largo de las muchas semanas santas de las últimas décadas. Casi todos ellos -y no nos vamos a poner a enumerarlos todos porque aburriríamos a un leño- explican como se hacen. Pero siempre hay alguno que aporta algo sobre su origen. De la lectura atenta de varias publicaciones podríamos resumir que:

-las torrijas se consideraban comida de pobres… ¡se hacen con pan duro sobrante y leche o vino! Pero son estupendas para llenar el estómago vacío y proporcionan energía…

-en Cuaresma, tiempo en el que la Iglesia católica prohíbe comer carne, es el alimento perfecto para no desfallecer…

Conclusión: la torrija es un plato que casa perfectamente con el espíritu de las fechas. Y así lo hemos entendido y aceptado. Eso si, aunque ya no se sigan estrictamente las normas de alimentación de estas festividades y la mayoría se quede con la parte menos dura…. ¿cómo renunciar a este típico dulce? ¡Si está buenísimo!

Hay alguna otra teoría pero a nosotros nos ha parecido que ésta es bastante plausible. En otros países también se preparan de forma bastante similar pero no se consumen como plato típico de Semana Santa. De hecho, en Estados Unidos, las tostadas francesas se toman para desayunar; en Brasil y Portugal, en Navidad. En Europa -con ligeras variaciones sobre nuestra receta- se siguen cocinando y conservan el nombre pain doré o pain perdú (Francia); french toast  (Gran Bretaña); arme Ritter (Alemania); Pofesen (Austria); Fotzelschnitten (Suiza) o Wentelteefje (Holanda).

 

 

 

*No está claro que el libro lo escribiese solo este autor: más bien se tiende a creer que lo redactaron entre varios cocineros, reposteros y gastrónomos romanos y que con el paso del tiempo se fueron añadiendo recetas.

 

(Fotos: Viander y receta de tostadas doradas; De re coquinaria;  propias)