Estrenando pontificado
Se ha celebrado esta mañana la misa con la que inicia Francisco su papado. Pero antes de empezarla se han cumplido los ritos más importantes de la ceremonia de hoy, todos ellos cargados de simbolismo e historia y dirigidos hasta el más mínimo detalle por el Maestro de las Ceremonias Vaticanas, Guido Marini, es decir, el jefe de protocolo. Veamos cómo ha sido.
La Confesión
El nuevo Papa ha venerado la tumba de San Pedro -la confesión-, situada bajo el altar central de la basílica, junto con los diez patriarcas y arzobispos mayores de las iglesias orientales católicas simbolizando así la universalidad de la iglesia católica. De la tumba de San Pedro han partido en procesión hacia la explanada con el evangelario, alzado en alto, el palio papal y el nuevo anillo del Papa.
Imposición del palio
Se lo ha impuesto al Papa el cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, el mismo que anunció su nombre desde el balcón de San Pedro. El palio, tejido por las monjas benedictinas de Santa Cecilia con lana recién esquilada simboliza al Buen Pastor que lleva sobre sus hombros a la oveja perdida: ha sido el mismo utilizado por Benedicto XVI. Tras la imposición, el protopresbítero, Godfried Daneels, ha rezado una oración.
El anillo del pescador
Ha sido el cardenal Angelo Sodano quien le ha entregado el anillo al Papa. “Es de plata dorada. Realizado por el artista Enrico Manfrini. Pero ni se ha hecho ni se ha comprado ahora. Era de monseñor Macchi, ese monseñor amigo de los artistas que fue secretario de Pablo VI. Después el anillo pasó a ser propiedad de otro monseñor, Malnati; él ha sido quien lo ofreció al cardenal Re, por si el nuevo Romano Pontífice quería utilizarlo”.
Promesa de obediencia
La han llevado a cabo seis cardenales, dos por cada orden. Los cardenales electores ya le declararon obediencia en la Capilla Sixtina al final del cónclave. “Los católicos de a pie ofrecerán este gesto de obediencia al nuevo Papa en la catedral de San Juan de Letrán en una ceremonia prevista para los próximos días.”
Misa del inicio del Ministerio Petrino del obispo de Roma
Este es el nombre correcto de esta ceremonia: no es de “entronización”, ni de “inauguración”, pues su simbología recuerda el vínculo del Papa con San Pedro. Se ha celebrado en un altar montado en la explanada de San Pedro, bajo el balcón de la Basílica. El repostero que lo decoraba no lucía escudo alguno, dado que el Papa Benedicto XVI no ha muerto.
Los participantes en ella se han ordenado de la siguiente manera:
-a la entrada de la basílica y a la izquierda, los arzobispos y obispos (unos 250) y las delegaciones de otras iglesias y confesiones cristianas;
– a la derecha, las delegaciones de los diversos países encabezadas por los jefes de Estado, ministros, etc.;
-en la zona de la estatua de San Pedro (a la derecha) las delegaciones de las otras religiones: judío, musulmanes y de otras religiones;
-a continuación, sacerdotes y seminaristas;
-en la zona de San Pablo, (a la izquierda), cuerpo diplomático y otras autoridades no mencionadas antes;
-todos los demás, sin invitación, de pie en la Plaza de San Pedro.
Han concelebrado con el Papa los cardenales, los patriarcas y arzobispos mayores orientales presentes en Roma, el secretario del Colegio Cardenalicio y dos padres generales religiosos: el de los franciscanos menores, padre José Rodríguez Carballo y el de los jesuitas, padre Adolfo Nicolás Pachón. Y ha sido la misa de la Solemnidad de San José con sus propias lecturas. El evangelio se ha leído en griego “para manifestar que la Iglesia universal se compone de las grandes tradiciones de Oriente y Occidente”. La homilía sí la ha pronunciado en italiano.
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Terminada la misa, el Papa se ha cambiado las vestiduras litúrgicas y desde el altar central de la Basílica, con el secretario Tarsicio Bertone a su derecha, ha saludado a las delegaciones oficiales de los 132 países, con Argentina e Italia a la cabeza que han asistido a la ceremonia. Entre ellos seis reyes, tres príncipes herederos, treinta y un jefes de estado, once jefes de Gobierno… A destacar también la asistencia a la ceremonia del patriarca ecuménico Bartolomé I; el católico armenio de Etchmiadzin, Karekin II; el metropolitano Hilarion, del patriarcado de Moscú, el arzobispo anglicano, Sentamu o del secretario del consejo ecuménico de la iglesia, Fyske Tveit. Y los diez y seis representantes de la comunidad judía de Roma; comités judíos internacionales; el Gran Rabinato de Israel, World Jewish Council, Anti-Defamation League, rabinos de las comunidades hebraicas más importantes del mundo, y líderes de otras religiones como la musulmana, budista, sikh, o jainista.
En palabras de Lombardi: ”El orden depende del protocolo y el nivel de la Delegación. Es importante que quede bien claro”. Concluido el besamanos irá a almorzar a Santa Marta.
Este es un buen resumen de la ceremonia
(Información redactada a partir del comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 18 marzo 2013; y de otras aportadas por Sergio Escalera y Fernando Ares).