La apertura de las Cortes, una crónica de 1849

Hoy ha llegado a nuestras manos un ejemplar facsímil de «Madrid, al Daguerrotipo«, colección de cuadros políticos, morales, literarios y filosóficos, sacados del natural y pintados después, según se aclara al abrirlo. Lo firma El Barón de Parla Verdades, primer chismógrafo de la Corte y es de 1846.

imageMadrid al daguerrotipo

No nos hemos podido resistir y nos hemos tirado sobre él: en la «Tabla de materias» se indican una serie de capítulos que nos llaman poderosamente  la atención. Corte y nobleza, diputados y senadores, ministerios y ministros…. ¡Nos esperan tardes de gloria!

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En el capítulo IV, «El Congreso y el Senado», leemos una crónica, que, como protocoleros, no podemos dejar pasar por alto: «la apertura de las tareas legislativas» que es una ceremonia que se repite aun, cuando se inicia una nueva legislatura.

«A la hora designada en los programas que con anterioridad se publican y reparten, el estampido del cañón anuncia la salida de S.M. la Reina del regio alcázar para dirigirse al Palacio de las Cortes (…). Así empieza el relato y lo vamos a seguir para ver si se parecen o no, las aperturas de antes a las de ahora.

«Desde muy temprano, el día señalado para la celebración de esta cívica y patriótica solemnidad, se nota en el pueblo de Madrid (…) una animación extraordinaria»

«Enarenadas las calles, tendidas por toda la carrera las tropas de la guarnición que visten de rigurosa gala»; «el cuadro que presentan las principales calles del tránsito no puede ser más pintoresco y animado desde el instante en que se divisa un piquete de gastadores a caballo que abre la marcha a la comitiva que forma el acompañamiento de SS.MM»; «las tropas comienzan las evoluciones de ordenanza, las músicas entonan sus aires marciales».

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«En el pórtico de este edificio esperan los ministros de la Corona y las comisiones del Congreso y del Senado nombradas, en una sesión plenaria, para la recepción de SS.MM.»

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«La aparición de los cuatro maceros del Congreso en el salón anuncia la llegada de SS.MM. En cuyo instante todos los concurres al acto de ponen de pie (…). S.M. se sienta en el trono, y a su izquierda tomo asiento S.M. El Rey (…). En seguida el señor presidente del Consejo de ministros, después de besar la mano a S.M., le entrega el discurso, que S.M. lee en voz alta.»

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«Terminada la lectura, el señor ministro de Gracia y Justicia recibe de manos de la Reina el discurso para remitir copias legalizadas a los cuerpos de legisladores; y el presidente del Consejo de ministros, después de recibir la orden de S.M. y de besar su real mano, declara en nombre y por mandato de la Reina, abierta legalmente la legislatura».

«Concluida esta ceremonia, S.M. desciende del trono con el mismo orden y acompañamiento con que había llegado hasta él; y al atravesar el salón resuena en todos los bancos un ¡Viva la Reina! (…)

«En el salón inmediato al de las sesiones ofrecen en seguida a S.M. los representantes del país un sencillo y elegante refresco, en el que la Reina acostumbra a recibir con su habitual galantería algún pequeño obsequio por mera atención, saliendo en breve del aposento acompañada de los ministros y la comisión de senadores y diputados, quienes tienen el honor de despedirla hasta su entrada en el coche». «La comitiva entonces emprende su marcha al regio alcázar (…) SS.MM. (entran) en Palacio al son de músicas militares y del estruendo de salvas de artillería que anuncia. La terminación de la solemnidad».

La crónica, además de estos detalles protocolarios que destacamos, está llena de comentarios y descripciones que nos ayudan a imaginar el ambiente en los corrillos y mentideros de la Villa: «el deseado billete de la tribuna», el «elegante traje que ha de lucirse en las calles», «el indispensable asiento que en uno de los balcones de la carrera debe conquistarse»», «la variedad de trajes y de uniformes, los bordados y las cruces», «las tropas que se retiran a son de caja a sus cuarteles», «las colgaduras desaparecen de los balcones», «los barrenderos se encargan de recoger la arena» o «los amigos de conocidos de los diputados, no sin contar las amigas y conocidas de los mismos, devoran los restos del buffé que en el Palacio de las Cortes se dispuso a costa del presupuesto de los cuerpos colegisladores»…

¿Se parece o no se parece nuestra ceremonia de apertura de legislatura a la «solemne apertura de las Cortes del Reino en cada una de las cinco legislaturas de que se comprende el periodo parlamentario», que describe el «chismógrafo de la Corte«.

 

¡¡Buen fin de semana a todos!!