Las alfombras de flores de La Orotava: de origen italiano a tradición villera
Si viajar es siempre un placer, descubrir en los viajes otras culturas, costumbres, historias o personas lo convierten en una experiencia enriquecedora. Y nos parece de recibo compartirlo con nuestros seguidores porque, como hemos hecho otras tantas veces, de nuestros viajes nos traemos siempre alguna idea que cabe en un blog dedicado al protocolo. Para hoy tenemos una tradición que nos hemos traído de La Orotava-Tenerife y que nos ha enseñado con un entusiasmo arrollador Jesús Acevedo, nuestro compañero protocolero de ese ayuntamiento. Es una. Porque nos ha enseñado tantas otras maravillosas, que lo difícil es decidirse por dónde empezar a contarlas. Pero siempre hay una primera: y la elegida ha sido la tradición de alfombrar las calles en la celebración del Corpus Christie: celebración, fiesta, tradición … ¡y organización! ¡y logística! y ¡flujos de visitantes! Nada fácil, pero de resultados espectaculares.
Una tradición que vino de Italia
El origen de las alfombras de flores es italiano. Buceando por aquí y por allá, los diferentes estudiosos de esta tradición sitúan este tipo de decoraciones en Roma a mediados el siglo XVII dentro de las fiesta de la flores y con las infioratas o mosaicos de flores:
«Se cree que la tradición de la creación de imágenes usando flores nació en la basílica de El Vaticano en junio de 1625, con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma».
Esta teoría, profusamente documentada la hemos leído en el Blog Misceláneas Históricas Canarias de Carlos Tabares, que contiene mucha información de esta costumbre italiana y del que hemos obtenido la foto del diseño original – un dibujo geométrico de estilo italiano barroco- de la primera alfombra de flores que se dibujó en la calle expresamente para la celebración del Corpus Christi:
La idea se le ocurrió a doña Leonor de Monteverde* y se confeccionó delante de la puerta de su casa, la Casa Monteverde en la calle del Colegio número 6. Entra dentro de la normalidad que doña Leonor conociera los mosaicos de flores italianos: por familia y porque la relación entre España e Italia era muy grande. Compartíamos orígenes. Sobre la puerta de acceso de la casa, una placa recuerda que allí se inauguró esta tradición.
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Sin embargo, ponerse de acuerdo en la fecha es algo que no tienen muy decidido los historiadores locales aunque sea 1847 la que consta como oficial. A este respecto, os recomendamos leer el artículo Origen e historia de las Alfombras de Flores de La Orotava, de José Manuel Rodríguez Maza donde explica esta diferencia en el año.
A partir de las primeras obras de los Monteverde -que eran muy buenos dibujantes- los diseños florales se fueron haciendo más complejos y su preparación comprendía no sólo el diseño de la alfombra sino también la búsqueda de las flores y el brezo adecuados al diseño. Para hacerlos se escogen las flores y se deshojan, se recoge brezo y se muele y para darle las diferentes tonalidades, se tuestan . Indudablemente requería tiempo y habilidad. Cuentan los cronistas que mientras las mujeres de las familia impulsora de esta costumbre trabajaban en sus tapices al mayordomo de los Monteverde -allá por 1852- se le ocurrió la idea de usar una cincha de tonel a modo de molde y ayudarse con ello a hacer diferentes círculos de flores mientras las mujeres confeccionaban la alfombra principal ante la puerta de su casa. La idea se acogió con entusiasmo y de ahí viene la costumbre de que las calles se decoren como hoy se sigue haciendo: por un lado con tapices -cuadros de representaciones bíblicas- y por otro con corridos o saragatas/zaragatas -dibujos geométricos repetidos a lo largo de un tramo entre tapiz y tapiz.
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Cada vez más familias copiaron la idea y con el tiempo se acabó alfombrando todo el recorrido por el que pasa la procesión del Corpus. Y que dura lo que tarda en pasar sobre ellas esta procesión. La tradición se fue consolidando y sin duda, la invitación de la Casa del Rey para que los alfombristas confeccionaran un tapiz con motivo de la boda del rey Alfonso XIII fue fundamental para que se conociera este trabajo fuera de la Villa.
El diseño de esta alfombra para celebrar la boda del monarca fue de Felipe Machado, personalidad orovatense no sólo por ser un artista, sino también por su labor social, económica y política. El dibujo era un medallón con dos dragones cuyas colas enlazadas formaban una base de columnas torneadas, sobre las que se posaba un águila con las alas extendidas y el cuello encorvado, que sostenía dos cadenas en el pico. De las cadenas colgaban dos mundos. La alfombra se confeccionó en la Plaza de las Ventas de Madrid, a la que fueron a trabajar los alfombristas invitados por la Casa del Rey. Con tan mala fortuna que un poco antes de que llegara el monarca a verla, un ráfaga de viento se la llevó por delante. Como la cosa no iba a quedar así, se repitió este mismo diseño, para conocimiento y lucimiento de la obra, en junio de 1906 para la Octava del Corpus y ya en la Plaza del Teatro de La Orotava. Indudablemente, la celebración y la alfombra -que ya no era un dibujo floral, sino una representación- casaron de maravilla y la idea de ampliar las alfombras de flores con representaciones se fue acercando. Estos primeros años del siglo sirvieron también para popularizar y dar a conocer la tradición, que, además, se fue abriendo a nuevas formas.
Las alfombras de tierra
Como hemos dicho la tradición alfombrista empezaba a ser conocida. Con motivo de la visita a la Villa de los marinos de los buques de guerra «Pelayo» y «Carlos V» y del propio ministro de Marina en febrero de 1905, se confeccionó por primera vez una alfombra de flores en la propia Plaza del Ayuntamiento -entonces de Viera y Clavijo- obra de Codesido Varela y Agustín Monteverde y Lugo.
En 1906, el propio rey Alfonso XIII visitó la Villa y para su visita se confeccionó una alfombra de flores que representaba el escudo real de España, diseño de Felipe Machado.
A su visita se unió posteriormente la de la Infanta Isabel, su tía, en 1910. De esta manera y poco a poco, la plaza empezó a tomar protagonismo como centro de las celebraciones: en 1919 la procesión del Corpus Christi empezó a entrar en ella y la confección de alfombras en ese recinto ya quedó como parte fija de las celebraciones.
Con este nuevo emplazamiento llegaron también nuevas técnicas. La dificultad y complejidad de estos tapices llevó a la utilización de otros productos naturales que sustituyeron a las flores, el brezo, las semillas o los granos (arroz, garbanzos, judías o lentejas que llegaban incluso a germinar). Actualmente se utiliza arena volcánica (video) que se trae, principalmente, del Parque Nacional del Teide y que recogen los alfombristas acompañados de agentes de Medio Ambiente en determinados puntos del parque que se determinan según se especifica en el propio plan de gestión del mismo. De los 7 colores naturales que tienen las arenas se pueden obtener 21 tonalidades diferentes.
Actualmente, la alfombra de la Plaza del Ayuntamiento ocupa toda la extensión de la misma y su confección no es cosa de un par de días. Más bien de meses. Para proteger el trabajo de los alfombristas de las inclemencias del tiempo, de posibles pisadas y de los animales, se cubre la plaza con una carpa enorme: no era raro que se pasearan aves y otros animalillos por los dibujos en el suelo dejando recuerdo de su estancia con sus huellas sobre la arena. Y si montarla es compleja, desmontarla con la alfombra ya terminada es mucho más difícil.
Aquí os dejamos otro video: por buenas que sean las fotos mejor es verlo…
En La Orotava hay un Centro de Arte Efímero de las Alfombras de La Orotava. que conviene visitar. Tenéis más información sobre la celebración, el recorrido por las calles y otros muchos datos más en esta guía (de donde también es la foto de una alfombra actual) y en la página web del ayuntamiento. Nosotros, además, tuvimos la suerte de que nos guiara Jesús Acevedo por la Villa a quien, de nuevo, queremos agradecer el tiempo, la paciencia y la compañía. Sin sus explicaciones ni habríamos aprendido nada sobre alfombras ni habríamos visitado La Orotava con tanto detalle.
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* Leonor Catalina María del Carmen Dominga Josefa del Castillo, nacida en La Orotava el 25 de noviembre de 1800, hija de don Fernando del Castillo Ruiz de Vergara y Bethencourt, III Conde del referido título, poseedor de cuantiosos mayorazgos, regidor decano de la Gran Canaria y señor del alferazgo mayor de la misma isla y de la Condesa doña María del Pilar de Bethencourt y Molina, originaria de Tenerife. Y casada con Antonio María José del Sacramento de Monteverde Bethencourt Rivas Ponte y Molina III del nombre, jefe de
la rama segunda de la Casa de Monteverde y del linaje de Rivas en las islas Canarias, nacido en la villa de la Orotava el 22 de septiembre de 1793, y que fue eñ último poseedor de las antiguas vinculaciones de Rivas y de Home y de los mayorazgos fundados por su tío el
chantre don Francisco de Ponte y Molina y por su antepasado el capitán don Juan Francisco de Ponte y Calderón (Universidad de Las Palmas, Biblioteca Universitaria)
(Fotos: propias; alfombra en la calle; carpa en la Plaza del Ayuntamiento; mirando el trabajo de los alfombristas)