Lección de que no salga en la foto
¡No! Correcto, correcto no es el título. Y tampoco es un trabalenguas: son la primera palabra de la entrada más vista esta semana por nuestros seguidores y las últimas de la segunda. Nos gusta maridarlas -como los vinos y las comidas- aunque a veces salgan mezclas raaaaaras, raras.
Así pues, ya sabéis que la lección de violinista ha sido todo un éxito. Después hemos visto el vídeo correr y correr por la red. Es francamente bueno y una verdadera lección de modales o una clase magistral de educación.
La segunda entrada recordaba que los técnicos de protocolo debemos de pensar en muchos detalles que a otros ojos pasan desapercibidos y que sin embargo para nosotros son ineludibles a la hora de cuadrar el acto. No los podemos “no tener en cuenta”. Y dos de estas “superfluosidades” son los bolsos y los ramos de flores.
El primero, porque las mujeres usan este complemento todos los días y, además, lo cambian según la ocasión o acto al que asistan y no renuncian a él. Y las flores porque se dan “por costumbre”, ¡ya ves tú! como si por ser costumbre no se pudiera dejar de hacer o, en cualquier caso, no pudiera “revisarse” la entrega del ramo.
Pero como piezas móviles que son hay que contar con ellas y cargarlas, moverlas, situarlas, no olvidarlas… y ahí entra la habilidad de cada técnico de protocolo: buscar los momentos adecuados, disponer de mesitas, sitios, ganchos o lo que sea para posarlo (¿es que alguien se extraña ya de que en los cócteles pongan mesitas y veladores altos por el espacio para que los asistentes puedan dejar las copas?) o, como solución extrema, tener un auxiliar de protocolo o una azafata atenta a la pieza.