Nunca está de más saber… Firma de convenios
Parece sencillo, pero tiene su miga…¡o su técnica, que varía según el número de firmantes y de documentos! Firmar convenios en público requiere de una cuidadosa puesta en escena pues la idea que subyace es transmitir “colaboración, “unidad” e “igualdad” entre los firmantes.
Por ello, es fundamental dominar los gestos y las formas para que la imagen sea limpia y no se llene de “manos”, “brazos”, “carpetas” y “objetos variados”.
Los escenarios en la firma de los convenios
Por un lado hay que cuidar el escenario:
-la mesa no debe tener nada encima de su superficie: sólo el documento y la pluma
-la pluma, si es tradicional, habrá que comprobar que no pierda tinta. Si no, lo mejor es utilizar rotuladores tipo pluma estilográfica con tinta negra (si la firma es solemne, puede grabarse con alguna inscripción para que sirva de recuerdo)
-la carpeta será institucional con el logotipo correspondiente o de piel (grabada para la ocasión si ésta es solemne)
Los movimientos protocolarios de una firma de convenios
Por el otro, hay que tener muy medidos los movimientos: eso que nos gusta llamar coreografía protocolaria, pues saber manejar las carpetas ayuda a dar una imagen limpia de la firma:
-los firmantes tomarán asiento según su rango: a igual rango, el anfitrión se situará a la izquierda y el invitado a la derecha.
-contar con un auxiliar para cada uno de los firmantes, que intercambie por detrás las carpetas permite que la imagen quede limpia (entrenados y que conozcan su discreto papel)
-firmado el convenio, es habitual intercambiarse las carpetas y darse un apretón de manos.
-tras la firma, las dos partes implicadas deberían dirigirse al público asistente al acto: interviene primero quien ocupa el puesto dos y después, quien ocupa el número uno.
Siempre pueden surgir imprevistos, pero cuanto más meditado y preparado tengamos el acto, menos posibilidades tendremos de que salga algo mal, ¿o no?
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