Palabras de despedida
Estos últimos días de duelo y luto, tanto en nuestro país como en Cuba, hemos visto en las imágenes de las televisiones cientos de miles de personas queriendo dar la despedida a las personas fallecidas. La instalación de una capilla ardiente es una manera de homenajear a la persona fallecida. Tanto en nuestras casas, como era habitual antes, como en los tanatorios actuales o en los salones de las instituciones públicas cuando de una figura, personalidad o autoridad se trata.
Visitar la capilla permite una “despedida” al fallecido y recogerse ante éste en un momento de oración o de respecto. Al ser siempre, y en todos los casos, difícil para familiares y amigos, allegados o compañeros, es imprescindible manejar la situación con tacto.
Pero además de ese momento de recogimiento ante el féretro, también se puede dejar constancia de afecto firmando en un Libro de Firmas o de Condolencias. Ya en las casas particulares -salvo excepciones notorias- o en los tanatorios no se hace. Pero sí se dispone uno cuando el fallecido es una figura importante o una autoridad. En estos casos, la institución que acoge la capilla ardiente habilita un espacio de respecto donde sitúa el libro, o un buen número de hojas de papel de calidad, en las que todas las personas que acudan puedan firmar o dedicarle unas palabras. En algunas ocasiones, si el fallecido es una autoridad extranjera, una figura internacional, o si se ha tratado de un atentado, accidente u otro tipo de drama, las embajadas de su país en el mundo montan estos espacios en sus instalaciones. Es la manera de permitir participar a mucha más gente en el duelo.
Como organizadores, debemos saber buscar ese espacio. Es importante dotarlo de los medios suficientes para que las personas puedan acceder sin problemas. Y lo es tratar de crear una atmósfera de intimidad que acompañe a quien quiere firmar y le proporcione unos minutos de serenidad ante la firma. Se dispone una mesa de cierta calidad, de madera y aspecto noble o adecuadamente cubierta, con su silla adecuada en tamaño, altura y forma. Sobre ella o en algún lugar visible de la sala se coloca algún retrato del fallecido. Dejando espacio suficientes para el movimiento de personas. Y, si se espera la posible asistencia de autoridades o personalidades, debemos contar con un buen lugar en la sala para los medios de comunicación, fotógrafos o cámaras. Es importante que el tiro de cámara sea bueno. Sin atosigar al firmante, pero sin olvidar que la imagen que se va a transmitir sea la adecuada.