Péplum: ¡para no liarse!

Péplum: ¡para no liarse!

Si somos aficionados a la moda y a sus tendencias es muy posible que sepamos a qué nos referimos cuando oímos la palabra péplum. La revista VOGUE, a finales de 2019, anunciaba que iba a ser la estrella en 2020… Pero si uno no es tan fan de la moda, pero sí del cine, la cosa cambia… Parece una tontería, pero este post de hoy se nos ha ocurrido tras una conversación sobre este latinajo que para unos era una pieza y para otros, un género.

¿Qué dice la moda sobre el péplum?

En el territorio de costuras, diseños y modelos, péplum es una pieza o tira , a modo de volante -más o menos corto o largo- de la misma tela que la prenda en la que va cosida a la cintura. En principio en camisas y blusas, pero también en chaquetas, camisetas o vestidos.  Ópticamente, da como resultado una silueta muy característica: forma muy femenina al resaltar las caderas y crear curvas.

En los años 50, Christian Dior lo popularizo incorporándolo a sus vestidos y aunque fue una tendencia que acabó pasando de moda con la llegada de los 60 y sus formas menos complicadas y más rectas, entrado ya el siglo XXI tanto Prada, como McQueen lo rescataron del olvido dándole un aire más moderno.

 

¿Qué dice el cine sobre péplum?

Para los amantes del cine, el péplum es un género cinematográfico. El que reúne cine histórico de aventuras. Son películas ambientadas en la antigüedad especialmente en “tiempos de griegos y de romanos”: epopeyas e historias épicas. Otros lo llaman películas de espadas y sandalias.

 

El término lo utilizó por primera vez el crítico francés de cine Jacques Siclier en uno de sus artículos –Lâge du péplum (Los años del peplum) – publicado en la revista Cahiers du Cinéma en 1962. Con la expresión quería referirse a ese gran grupo de películas en las que los actores visten habitualmente con túnicas, esa prenda sin mangas abrochadas o sujetas a los hombros. En griego, peplo. En latín, peplum. ¿Seguro?

¿Qué dice el Diccionario de la RAE sobre péplum?

Pues si. Y cómo nos proporciona una pista -péplum, latín, del griego peplo o peplos- que puede no parecer referirse a nada cinematrográfico….

¿Qué era el peplo o péplum?

El peplo es la túnica que vestían las mujeres en la Grecia antigua antes del año 500 a.C. De corte muy sencillo -dos piezas de tela de forma rectangular- cubría el cuerpo como un tubo. Cosidas en los laterales, se ponía por la cabeza y se sujetaba en los hombros -para que no cayera- con dos grandes alfileres -fíbulas-, uno en cada hombro. Se ajustaba a la cintura con un cinturón.

Se hacía con un tejido grueso,  de lana habitualmente, y podía no estar cosido en los lados o estarlo sólo en uno de los dos. Era largo. De hecho, más largo que la altura de la mujer que lo lucía. Podía acompañarse de una capa de la misma tela.

Al llegar el lino, esta prenda dejó de hacerse de lana -que pesaba mucho- y pasó a ser más ligera y amplia. Esta nueva pieza se llama quitón o chitón. Y aunque tiene la misma forma rectangular, se lía alrededor del cuerpo, dejando el brazo derecho y todo el lateral derecho sin cubrir. El lado izquierdo se abría hasta la altura del muslo. Los hombros se cerraban también con fíbulas. Y lo utilizaban tanto hombres, como mujeres.

¡Lo que nos ha costado! La de vueltas que hemos dado para poderle dar un sentido al término péplum dentro en el mundillo de la moda….¡como revistas y expertos, diseñadores y costureros, lo utilizan con tanta soltura…¡pensábamos que era más sencillo! Pero no: buscan sus palabritas allí donde les lleva su idea. La moda es lo que tiene…¡inspiración!

*62: Peplo abierto con grandes pliegues y cinturón anudado por encima del largo repliegue, alrededor de 460 a.C.
63: Peplo abierto sin cinturón como lo llevaban las mujeres de Esparta, hacia 430 a.C.
64: Quitón o chitón fruncido de lino y capa, sobre el 430 a.C.
65: Guerrero con quitón corto fruncido y capita abrochada (clámide), hacia 460 a.C.

(Fotos: camisetachaquetavestidocartel Los 10 mandamientos; cartel Cleopatra; Dior 50McQueen;  dibujo: Historia Gráfica de la Moda, Henny Harald Hansen, Ed. Juventud, 1959).