Política y protocolo
Nos gusta decir eso de poner “el protocolo al servicio del poder”, pues sabemos que nada mejor que las herramientas y técnicas de protocolo para hacer visible quién tiene la sartén por el mango, quién manda, quién tiene el poder y puede ejercerlo.
Cierto es que la mayoría de las personas se quedan en que el protocolo es eso de vestirse de boda y comer la fruta con cuchillo y tenedor, aunque, por otro lado, ese poco conocimiento no les impide opinar de si se ha roto o no el protocolo en toda variedad de acto.
Sin embargo, allí donde realmente está el gran feudo del protocolo, que son los centros del poder, allí pocos aprecian la influencia que tiene en su puesta en escena y en la forma de comunicarlo. Pocos se fijan y es el mejor observatorio que existe: gobiernos, cancillerías, embajadas, ejército, iglesia, autonomías….
Por eso, política y protocolo van siempre de la mano: cualquier puesta en escena, ordenada, pautada, medida, organizada, pensada, diseñada por un experto en protocolo será siempre útil al político que crea en ello. Cada detalle, cada paso esconderá un simbolismo descifrable para quien esté presente o quien lo vea despuès en los medios y serán, todos ellos, distintos focos de todo tipo de informaciones, que juntas darán como resultado un mensaje coherente que se quedará mucho mejor grabado en las mentes de los espectadores que cualquier otro tipo.
Hemos visto algunas puestas en escena de países “muy protocolarios”, gobiernos que apuestan por el protocolo para escenificar su fuerza: China o Rusia a la cabeza. Alguien podrá decir que son países “viejos” que tienen costumbres “antiguas”, pero no es cierto. Los Estados Unidos -modernitos ellos- no sólo creen a ciegas en las bondades del protocolo, sino que además no se olvidan de ponerlo en evidencia, incluso, en sus series para televisión.
Durante el rodaje de la escena
Este es un brillante ejemplo de ello: podían habérselo ahorrado. Para la narración de los acontecimientos no era necesario. Sin embargo, ahí está: la puesta en escena de la firma de una ley paso a paso. Aunque lo fundamental del relato sea simplemente “que se ha firmado”, para los guionistas la “puesta en escena” de esa firma tiene un valor.
Es el inicio de un capítulo de la primera temporada de la serie “House of Cards”: estamos en la Casa Blanca y el presidente va a firmar, acompañado por su vicepresidente y otros altos cargos de su administración una nueva ley de educación.
La jefa de protocolo saca sus armas: carteles al suelo para que cada uno ocupe el lugar que le corresponde -aunque al vicepresidente no le guste el suyo, se ponga en otro y se niegue a quitarse-, plumas -una por cada letra de su nombre para la firma, que luego se entrega a los niños -los educandos- y autoridades presentes, carpeta -de cuero, grabada, abierta por la página a firmar- medios de comunicación, cámaras….¡y acción!
Nos gustaría poder acompañar el texto de un vídeo que muestre la escena que estamos contando, basada en la sanción de la ley de educación de la administración Kennedy:
pero por derechos de autor no estamos autorizados a hacerlo. Aunque lo recomendamos ¡es muy ilustrativo!