¡Qué no, que el protocolo no es eso!
Esta mañana nos hemos desayunado con dos noticias que se supone son de nuestro territorio: el de protocolo. Pero para variar y una vez más, no tienen nada que ver con la realidad. Una sobre el peinado de doña Letizia y otra sobre recortes.
Vamos al peinado:
“Siempre he sido muy partidaria de su imagen porque está muy pegada a la actualidad, en términos de peinado le ha quitado mucho volumen, mucho protocolo a su ‘look’ y lo sigue haciendo.”
Y a los recortes de Hacienda:
“Hacienda no ahorra en protocolo
El ministerio aumentó en un año sus gastos en representación de altos cargos aunque el Gobierno ha reducido la cantidad global”.
Por el simple hecho de que el peinado de la reina Letizia y las cuentas de Hacienda no tienen nada en común, deberíamos tener ya claro que ninguna de las dos tampoco tienen nada que ver con protocolo.
El protocolo es una disciplina, una serie de normas y técnicas que aplicamos allí donde hay personas, convivencia y espacios comunes. No manda. Apoya, ayuda, canaliza… No se vende por trozos, no se puede meter en un balance, no se puede medir con euros. Es mucho más una cuestión de piel, si es que hubiera que “colocarlo” de alguna manera.
Los peinados de la reina son de su incumbencia y entran dentro de su ámbito particular. Si se estira un poco, podríamos meterlo dentro del saco “imagen personal” pero no tiene nada que ver con protocolo y si los políticos siguen confundiendo gastos de representación o atenciones…. ¡mal futuro para los protocoleros, pues justo en sus instituciones varias es donde el protocolo tiene su campo de actuación más genuino!