Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa
La semana pasada los medios de comunicación, especialmente los madrileños, dedicaron mucho papel y mucha onda a comentar el asunto de las calles de Madrid a las que se quiere quitar el nombre en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica. En las listas de nombres que se publicaron aparecía el de Concha Espina, escritora cántabra, nominada al premio Nobel, que aparecía como «escritora falangista». Nos vino a la cabeza el cuadro de esta autora del granadino José María López Mezquida que pertenece a la Hispanic Society de Nueva York y que la muestra con una condecoración, banda y lazo.
Son el lazo y la banda de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina Maria Luísa.
Esta Orden fue creada por Carlos IV a instancias de su mujer la reina Mª Luisa de Borbón Parma mediante Real Decreto el 20 de abril de 1792 para que la reina «tenga un modo más de mostrar su benevolencia á las personas nobles de su sexo que se distinguieren por sus servicios, prendas y calidades» en palabras del rey y según consta en los estatutos. Se estableció en treinta el número de Damas de la Orden, excluyendo a la propia Reina y a las mujeres de su familia. Protector y patrón de la Orden son San Fernando y San Luis, rey de Francia.
Es la única orden española exclusivamente para mujeres como era muy del gusto de la época. De 1714 es la de Santa Catalina en Rusia; de 1716, la de Santa Isabel de Baviera.
Orden de Santa Catalina
La banda tiene tres franjas -la central de color blanco y las laterales de color morado- y de cuya atadura pende la insignia de la Orden: una «cruz de ocho puntas de oro y esmaltes, cuyo centro será un óvalo con la imagen de San Fernando, Rey de España, y entre los brazos de la Cruz dos castillos y leones contrapuestos. El reverso será una cifra de las iniciales del nombre de mi augusta Abuela y Madre, en cuyo contorno dirá: REAL ORDEN DE LA REINA MARÍA LUISA.
Las damas debían lucirla a diario y la llevaban o bien con un lazo del que pendía la cruz o bien con esta banda, que cruzaba el pecho desde el hombro derecho a la cadera izquierda y que es más estrecha de lo habitual. (Obsérvese, que en el retrato de López Mezquida, la banda está mal colocada….)
Las damas de la Orden tienen tratamiento de «Excelencia», extensible a sus maridos, por Real Decreto de 29 marzo de 1796.
En sus estatutos se describe el ceremonial de entrega de la Orden de la siguiente manera:
«En el acto de ésta, que se celebrará en uno de los Salones de mi Cámara, tomarán asiento las Damas en dos filas á derecha é izquierda de mi silla, colocándose la más antigua en el primer asiento á la derecha, y alternativamente las demás, quedándose fuera en la sala inmediata las que hayan de recibirse; y serán llamadas, siendo sus nombramientos de una misma fecha, por el orden siguiente: primero las Grandes de España en propiedad, y de éstas la de mayor edad: después las primogénitas, de Grandes en iguales términos: y luego las demás indistintamente bajo la propia regla».
Destinada por Mí una Dama para que sirva de Madrina, saldrá á buscarla, y la introducirá llevándola á su derecha, haciendo ambas tres cortesías, al entrar, al medio de la sala y al acercárseme. Pondrá la rodilla en tierra, y la preguntaré: ¿Deseáis ser recibida en mi Orden de Damas Nobles? Responderá: Sí deseo. Volveré á preguntarla: ¿ Estáis enterada de sus Estatutos y y en cumplirlos? Responderá: Sí lo estoy. Y pasándola Yo la Banda la diré: Pues Yo os recibo,y os encargo que tengáis presente siempre el honor que debéis á la Orden. Entonces me besará la mano, y á las demás Personas Reales que se hallaren presentes: abrazará á las otras Damas, empezando por las de la derecha, y tomará el último asiento, acompañándola á todo la Madrina; y restituida ésta á su puesto se terminará el acto. Las insignias con que hayan de condecorarse las nuevas Damas estarán en una bandeja sobre una mesa inmediata á mi silla, y me las servirá otra de las Damas á quien Yo lo encargue. E l Secretario de la Orden estará en el mismo salón para presenciar el acto, que ha de anotar en los libros de registro, y de que ha de extender y entregar á las Damas recibidas una certificación, que será su título.»
La Orden está en vigor desde su creación –quitando el paréntesis de la II República- aunque en desuso. No está ni abolida, ni extinguida. Desde que D. Juan Carlos asumiera la Jefatura del Estado no ha concedido ninguna. En 1962 se le concedió a Dª Sofía con motivo de su compromiso matrimonial con D. Juan Carlos.
Os dejamos este maravilloso enlace a la Biblioteca Virtual de Madrid: son los estatutos de la Orden, tras su reforma de 1816, perfectamente escaneados para gozo y disfrute de quienes amamos las ceremonias antiguas.
