San Antón: fiesta y tradición
San Antonio Abad, que es como se llama la fiesta, es el 17 de enero, y comparte día con los santos mártires Leonila -que es un nombre masculino- y Diodoro. Son datos del Calendario Zaragozano y no explica nada más acerca de estos dos buenos hombres. En el calendario litúrgico de la Conferencia Episcopal, es día de memoria obligada.
En El Espinar, provincia de Segovia, ya hace tres siglos que se celebra el día como de fiesta mayor. Tienen incluso una cofradía fundada en 1666 y aunque su origen fuera la advocación al santo, ha habido que ir añadiendo algún aliciente más para que no se perdiera la tradición y no se agotara la cantera de cofrades. No son muchos pero pasan de cien los actuales. De todos ellos, tres son las cabezas visibles o cargos. Al cargo se asciende por riguroso orden de llegada: cuanto antes te apuntes, más posibilidades tienes de llegar a ocupar uno de los puestos de honor: esclavo mayor, cajero y sacristán. Las mujeres no ocupan cargo. Era una cofradía de hombres y sólo se admitían a las mujeres viudas de cofrades. De hecho, aun hoy sólo pueden ser cofrades y con suerte, vestir al santo el día de su fiesta, aunque es el sacristán quien tiene que hacerlo. Las mujeres arreglan la iglesia y ayudan a servir el refresco que da la cofradía el día de la fiesta tras la procesión, la misa, las bendiciones y los sorteos.
Los cargos de la cofradía de San Antón
El esclavo mayor es el encargado de dirigir la bendición de los animales, de presidir la ceremonia en la iglesia, de ordenar a los procesionarios y de presidir el refresco.
El cajero convida al refresco el día de la fiesta, invita a un tentempie tras la limpieza de iglesia el día anterior a la misa, subasta los pendones, cruces y posiciones en las “andas” en la procesión y paga los “gorrinillos del santo”, que son unas pastas que ha creado un pastelero local especialmente para esta fiesta. Se ofrecen mientras se bendice a los animales a todo el que se acerque a la iglesia, las pida y haya.
El sacristán dirige a la cohorte de mujeres que limpian la iglesia, se preocupa de que el local que se alquila para el refresco esté preparado y recoge los premios y regalos que se van a dar tras las bendiciones. ¡Y se va preparando para lo que le viene encima al año siguiente!
Porque estos tres cargos se ocupan cuando llegas desde abajo a la cúpula del poder y, tienen un orden de importancia: el primero es el esclavo mayor, luego viene el cajero y cierra el sacristán, pero al año siguiente, el que fuera cajero, será esclavo mayor; el sacristán pasará a ser el que paga y entrará un nuevo sacristán. Una vez que has sido esclavo mayor, vuelves a ponerte a la cola desde abajo y ¡a ver si hay suerte y te vuelve a tocar!
La celebración de San Antón
El día de la fiesta los cofrades se reúnen a la puerta de la iglesia. Lucen la capa tradicional segoviana -aunque muchos utilizan la típica capa española- que es de paño oscuro, con capelina y lleva las vistas forradas de terciopelo escocés. Los hombres, además, se cubren con el típico sombrero negro de fieltro.
Al santo lo sacan entre cuatro hombres, que pagan por ello un dinero a la cofradía –se subastan los cuatro sitios antes de salir- sobre unas andas: las actuales las donó Juan de la Faya, vecino del Espinar, en 1928.
Tras él los portaestandartes y portapendones, las cruces y luego ya los cofrades y el público general. Acompaña un grupo de músicos: instrumenteros en lenguaje segoviano, que son dulzaineros y tamborileros.
Se da una vuelta por el pueblo y se vuelve a la iglesia para la misa.
Antes de entrar, vuelven a subastar los cuatro porteadores de las andas y los puestos de pendoneros y portaestandartes más importantes, para que entren al santo en la iglesia y pueda empezar la misa. Los sitios en la iglesia son fijos: en los primeros bancos se sientan los cofrades con sus capas y en los laterales de los lados del Evangelio y de la Epístola, los hombres con las cruces y pendones.
Al acabar la misa colocan al santo a la puerta de la iglesia para que desde allí pueda bendecir a los animales. Esta costumbre se retomó en 1996. Hasta esa fecha sólo se celebraba misa y procesión. Pero ahora se espera con ansiedad el momento: la explanada delante de la puerta está llena de personas y de animales: perros, gatos, tortugas, pájaros, peces, corderitos, gallinas, gallos e incluso un burro y un caracol de mar. Antes los ganaderos llevaban sus reses y sus caballos pero ya no lo hacen, aunque hasta hace poco, entre los premios que se subastaban había potros cedidos al efecto por alguna familia del pueblo.
Las gentes y sus animales se ponen en fila y una vez que el párroco ha impartido la bendición general para todos, el esclavo mayor coge el hisopo y bendice a los animales que van pasando por delante de él.
Uno de los cofrades, además, les da una papeleta por haber participado. Al final de la pasada de los animales, se sortea un lote de productos de la tierra –antes, potros- entre los que llevan dicha papeleta. También se entrega la cesta de Navidad entre los que compraron papeletas de la cofradía. Y se dan premios a los trabajos que los niños del colegio local, el “Arcipreste de Hita”, que todos los años aceptan participar con la cofradía en un concurso de dibujo.
El refresco de San Antón
Una vez bendecidos todos, acabadas las bandejas de gorrinillos del santo –que son pastas, con la silueta de un lechón, cubiertas de chocolate- los cofrades y quienes quieran acompañarles se dirigen en procesión a tomar el refresco al local acondicionado al efecto. Los instrumenteros delante para ir avisando de que allá van y los chiquillos detrás a ver si cae algo. En el local ponen varias mesas alargadas y una presidencial desde la que el esclavo mayor -que luce hábito de fraile, cosa que no ha sido siempre así y que es una novedad de los últimos años- da su bendición y manda comer y celebrar. Antes, sin embargo, se entregan las medallas a los nuevos cofrades.
Entre cánticos y dulzainas se da buena cuenta de las tortillas, empanadas, croquetas, fiambre, patatas fritas y vino o cerveza para todos y no hay año que no se acabe bailando una jota segoviana o se cante eso de “los que han nacido en pelotas que se pongan de pie” con el dulzainero mayor como maestro de ceremonias.
Una celebración que suma tradición, historia, religión y fiesta. Aquí tenéis el video que ha subido a You Tube la web El Espinar Información:
(Fotos: propias y Pedro Merino)