
Sin corbata no es lo mismo que “informal”
Sin corbata no es lo mismo que “informal”
Es de creencia general, que no llevar corbata ya es vestir de manera informal. Nada más lejos de la realidad. Un traje de caballero o un conjunto de chaqueta y pantalón combinados con los que no se lleva corbata son, simplemente, eso: ¡traje sin corbata! Y entre el ir en traje de baño y vestir un frac hay una graduación que nos ayudará a saber qué vestir en cada circunstancia.
¿Qué entendemos entonces por “informal» los de protocolo? ¿Y por semi formal o formal?
El hombre informal
-sin corbata se llevan chaquetas de punto o cazadoras, pantalones de pana, o “vaqueros”
-las camisas, en estos casos, pueden ser de cuadros, colores vivos o estampados
-los “polos” y las camisetas -aunque aquí la edad sí cuenta- mejor, de algodón.
La mujer informal
-vestidos y faldas informales o desenfadadas
-aunque lo más informal en la mujer son los pantalones tejanos o vaqueros, los bolsos tipo bandolera, el calzado, los complementos y el estilo del maquillaje
Si subimos un escaloncito más en el arreglo, de “informal” pasamos a “semiformal”, que:
El hombre semiformal
-chaqueta y pantalón bien combinados
-camisa lisa
-zapatos oscuros o negros
-con corbata
La mujer semiformal
- traje de chaqueta o traje pantalón bien combinado, adecuando la blusa al grado de formalidad en cada ocasión
- si es un vestido, corte sobrio
-medias finas - bolso no demasiado grande
Y si eso es poco, antes que el chaqué, el esmoquin o el frac, aun nos queda el “vestuario formal”:
El hombre formal
-para que una chaqueta y un pantalón formen un traje es imprescindible que sean de un mismo color y tejido,
-la formalidad se marca con su color: desde negro a azul marino o gris muy oscuro, con la camisa blanca o muy clara y corbata bien combinada
-zapatos negros con cordones
La mujer formal
- traje de chaqueta o vestido tipo cóctel con el largo en torno a la rodilla: en el caso de las mujeres, es el tejido el que ayuda a graduar la formalidad
- media fina (puede ser oscura)
- bolso tipo cartera.
Tenemos que ser conscientes de que nuestra ropa transmite mensajes: quien acude a un lugar correctamente vestido transmite seguridad y soltura. Todas las prendas llevan implícita alguna intención: es importante vestirse de acuerdo con la impresión que queramos transmitir y con el lugar y, en su caso, el acto al que vamos a asistir. Si bien es cierto que modelos, diseños y colores no están pensados para todo el mundo, habrá que darle unas vueltas para que el vestuario sea el más adecuado a la edad que tenemos y a las características de nuestra figura. Y ante la duda, nuestro consejo siempre es, que para acertar es preferible no llamar la atención -colores más bien neutros y líneas sobrias- que pasarse de la raya.
Hay cuatro reglas básicas para no perderse:
1) los colores más claros son para la mañana, los intermedios para la tarde y los más oscuros para la noche
2) en el trabajo no se lleva vestuario informal (salvo que éste sea el estilo de la empresa) y lo mejor es mostrar una imagen prudente o conservadora que se acepta con más facilidad que ir “dando el cante”
3) los complementos deben armonizar con el conjunto
4) y si si se duda, por ejemplo porque en una invitación no se indique la etiqueta requerida, lo más recomendable es llamar por teléfono y preguntar antes que a pecar “por exceso o por defecto”.