“Te sienta como un guante”
Esta fin de semana hemos estado de boda. Y como muchas veces nos pasa, no nos hemos librado tampoco esta vez de las preguntas sobre protocolo, que aunque empezamos contestando que suelen no serlo, son inevitables en bodas y otros fastos en los que las mujeres despliegan todos sus encantos indumentarios.
Entre las de esta vez, una nueva. Sobre los guantes. ¿Se llevan a una boda? Aprovechando la pregunta, que insistimos, no es de protocolo, vamos a ver cuatro cosas sobre esa prenda que sale y entra del armario femenino empujada por las modas y que hoy, básicamente, es un complemento contra el frío.
En el siglo XVI eran un signo de distinción; no todo el mundo podía permitirse el uso de guantes, que se fabricaban con las pieles más suaves, las sedas más espectaculares y en general, con tejidos nada baratos. Pero su uso acabó haciéndose muy popular y en el siglo pasado, las mujeres, especialmente, no salían sin ellos. Como tampoco entonces lo hacían sin sombrero.
Sin embargo, la ajetreada vida laboral y los tiempos modernos los han dejado en mero complemento y sólo se utilizan para combatir el frío. Sin embargo, no dejan de ser un detalle de elegancia y distinción y hoy se lucen, principalmente, en ocasiones solemnes (y una boda lo es), cenas de gala o como complemento con algunos trajes de chaqueta -ideal en los que tienen manga francesa o “tres cuartos”-.
¿Qué tenemos que saber sobre cómo lucirlos?
Por cortesía, hay que quitárselos para saludar, aunque a las mujeres se les perdone no hacerlo. Ellas pueden dejarse puesto el guante izquierdo y saludar con la mano derecha. Con la mano izquierda sujetarán el bolso y el otro guante. (Al contrario, si se es zurda). Este gesto tiene un origen medieval: enseñar las manos desnudas demostraba que no se portaban armas.
Hay que quitárselos al acceder al interior de los edificios: como debe hacerse con abrigos, sombreros (no tocados, ni mujeres) o bufandas.
En el caso de que la mujer los luzca de gala -guante fino y largo- se los quitará para comer (y los doblará y guardará en el bolso: no se dejan sobre la mesa, ni colgados en el respaldo de la silla).