En todas las reuniones de alto nivel de diferentes mandatarios, como las del G20, por ejemplo, las diferentes delegaciones se sientan a una mesa a dialogar, pero también a almorzar. Juntos.
Compartir mesa y mantel ayuda a acercarse los unos a los otros. El bienestar que produce una comida es amigo de confidencias, relaja tensiones y colabora a buscar acuerdos.
De hecho, cuando organizamos almuerzos o cenas, esa es la base sobre la que deberíamos montar el banquete: favorecer la conversación en un escenario agradable y disfrutando de la comida.
Más o menos lo mismo que se nota, cla ra men te, que están haciendo los comensales -todos de «mucho nivel» y en un «marco incomparable»- en la foto que acompaña la entrada.

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[…] comentamos que, así a bote pronto, son frías y permiten poca charla entre comensales porque las distancias son grandes y salvo con los vecinos de izquierda o derecha, […]