¡Un palooooo, un paaaaloooo…!

Si, los “palos” están de moda: ¡quien se lo iba a decir al del anuncio del niño y los juguetes sencillos!

Pero además del juego infantil, el mundo de los adultos también está lleno de palos…No hay monumento en el mundo en el que un turista no se haga una foto con su palo; no hay fiesta, gala, reunión…. sin sacar el palito. El “selfi” arrasa.

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Pero además de “palos” para el móvil, de toda la vida han existido los “palos” para los micrófonos. Sólo que no tienen el mismo éxito porque, más que nada,  la gente no anda con un micro en el bolsillo…

Sin embargo, son un clásico en el ámbito de la producción: de cine, de televisión, y por supuesto ahora también, de reuniones, comparecencias o ruedas de prensa. Allá donde hay un político -y por supuesto, cualquier otra celebridad del cine o la tele- veremos palos para acercar el micro y  mantener limpia la imagen, el campo despejado e, incluso, para no molestarse los unos a los otros.

Se llaman “pértigas” y son una barra telescópica -generalmente de fibra de carbono o aluminio- con una longitud entre dos y seis metros y una rosca un extremo para fijar el soporte del micrófono y acercarlo con comodidad a las personas que van a hablar-.

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Se debe colocar siempre horizontalmente lo más cerca posible de las cabezas de las personas y por delante de ellos para recoger el sonido de la voz. Se tiene que manejar con suavidad, porque cada golpe o movimiento brusco producen sonido que queda también grabado. El “micofonista” encargado de registrar el sonido controla la calidad del audio con unos auriculares durante todo el tiempo que dura la grabación.

El mejor ejemplo que hemos encontrado de su uso es el que se le da en la Casa Blanca de Obama: ruedas de prensa, reuniones o comidas…¡no, sin mi palo!

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