Un sitio para cada atril
Los atriles son, desde luego, una pieza que resulta de gran ayuda en muchas ocasiones: marca el punto de atención, deja al orador espacio para sus papeles, permite esconder un vasito de agua, protege a los inseguros…. Lo vimos ya en la entrada que dedicamos a los atriles.
Parece difícil equivocarse con algo tan sencillo. Pero viendo esta foto, la verdad es que nos asalta la duda.
- Si los oyentes son sólo los que están sentados a la mesa que ocupa toda la foto, sobra: con hablar un poco más alto, estaba hecho
- Si se está dirigiendo a un público que no sale en la foto, pero está en la sala, ¿era necesario situar el atril pegado a la mesa hasta el punto de tener que mover a los comensales que ocuparían ese lado?