No nos extraña en exceso el desconocimiento general de la disciplina. No nos parece raro que no se sepa con seguridad a qué se dedica un técnico de protocolo. Tampoco nos extraña que se confundan etiqueta, protocolo y educación social. Se podría decir que aunque el protocolo se pierde en la noche de los tiempos y que siempre ha estado allí donde se ejercía algún tipo de poder, en nuestra sociedad actual, no es fácil -con estos mimbres- saber donde encajarnos. No vale explicar que es un grado universitario, que es una herramienta de comunicación muy potente, que ayuda a la convivencia, que facilita la asistencia a los actos… ¡no pasamos de acomodadores de lujo o asesores de etiqueta!
Lo que no sabíamos, además, es que somos casi como la peste. Y esto lo decimos por una noticia reciente que hemos leído en la prensa. El titular no dice mucho. Justo lo necesario para provocar curiosidad, que es al fin y al cabo, lo que debe ser:
Me diréis qué tiene que ver esto con el protocolo. Ya. Pero es que hay que seguir leyendo -siempre hay que seguir leyendo- para descubrir que el juez del titular no podrá hacerlo porque no le dejan asumir el cargo que le permitiría acceder a tan privilegiado lugar: el de vicepresidente para relaciones institucionales del Granada CF, que es un ¡¡cargo protocolario!! en el club, de representación y sin retribución alguna.
El CGPJ le niega la autorización alegando que el cargo «puede comprometer su imparcialidad» . No nos vamos a meter en disquisiciones sobre el régimen de incompatibilidades que afecta a jueces y magistrados y que es muy estricto. Ya se verá en qué queda la demanda de la abogada del juez. Pero, como protocoleros, esta noticias debería llevarnos a reflexionar sobre la poca categoría que se atribuye a cargos de «corte» protocolario o de representación. Aunque el juez estimó que debía pedir autorización -si bien por «puro formulismo»- para ejercer el puesto, sus colegas le aseguraban que no hacía falta » porque básicamente se trataba de recibir a las directivas visitantes, visitar peñas, etc….». ¡Pecata minuta! ¡Vamos, una filfa! ¡A vivir de juergas, comilonas y cócteles!
O, como se desprende de la noticia, un carguito de ná: «cercano a lo exclusivamente cosmético».
¡A nosotros nos enferma!
Este es el enlace a la noticia, recogida el la sección de deportes de El Mundo a principios de este mes de marzo.
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[…] #TOP1concorona se lo ha llevado el protocolero florero. Así llamamos al juez de Granada al que el CGPJ no le permite acceder a un cargo de […]