Ya hemos visto varias veces en el blog la dificultad que entraña que quede lucido el, aparentemente sencillo, acto de descubrir una placa. Lo vimos en: Placas y trapos, Una placa diminuta o en ¡Maldito trapo!
El principal problema con el que se suele chocar es la manera de «descubrir» consiguiendo que luzca la placa en todo su esplendor sin que la mecánica para ello entorpezca la foto.
Los sistemas más utilizados son los de tipo «cortinilla»: descubrimos la placa igual que si abriésemos un visillo en el salón. No es malo en sí, pero requiere que sea proporcional (tamaño de riel, cortina y placa en consonancia), que quede la guía fuera de la placa con la cortina bien plegada para que se pueda leer el texto, que corra bien por el riel y no se atasque, y que la altura no sea ni excesivamente alta, ni a ras del suelo y obligue a movimientos bruscos. Si no cuidamos estos detalles, aparentemente sin importancia, la foto resultante nos puede costar cara:
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Si se utiliza un velcro, que permita tirar de la tela y no deje ni riel, ni guía a la vista, hay que prever quien se ocupa de la tela una vez haya tirado de ella quien descubra la placa, porque no hay peor foto que esa en la que la autoridad tiene entre los dedos un pedazo de tela. Parece lo más cómodo y lo menos complejo de montar, pero es la opción de peor resultado en foto.
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En cualquier caso, sea el sistema que sea el que se va a utilizar, que la solución no sea la más extrema…¡tirarla al suelo!!!
Me tienes flipá…. Cómo me gusta tu blog!!! Como no paró de decírtelo, van a pensar k me pagas o algo….
Ah, pero ¿es que no te pago?
Ah, pero…¿es que no te llega el cheque?
La princesa Beatriz de York, arranco el barral de la pared en un acto jejeje
No es nada raro: como se empeñen en novedades poco probadas, ¡cualquier cosa! Si es que parece más fácil de lo que es…
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