Boda de playa
Dice el INE el Instituto Nacional de Estadística, que “seis de cada diez matrimonios que se celebran en España son civiles” lo que nos lleva a deducir, que si no acompañamos a nuestros familiares o amigos ni a la iglesia ni al juzgado, es, que a lo que asistimos no es más que una “representación”.
Indudablemente, un nicho de mercado muy a tener en cuenta. Cada vez hay más empresas que se dedican a este tipo de eventos: son proyectos complejos en los que hay que coordinar desde la ceremonia, pasando por el cóctel, la cena, el baile, hasta los mil detalles que poco a poco han ido sumándose a este tipo de bodas: barra de “chuches”, barra de “Nespresso”, “photocall” de recuerdo, mesita con tarjeta de buenos deseos, libro de firmas,… ¡la imaginación al poder!
A muchas parejas no les gusta o no quieren decir que “ya se han casado” cuando comparecen ante el oficiante, por lo que la ceremonia se diseña, precisamente, para simular al máximo la más tradicional en la iglesia, sumándole algunos elementos de la ceremonia civil. Siempre cabría la posibilidad de casarse en el juzgado en su horario de trabajo, que es de mañana, digamos que muy en familia y organizar una comida después para el puñado de elegidos. Y dejar para la noche una gran fiesta con el resto de los invitados, ya pensando más en fiesta que en simulacro de ceremonia, pero, de momento, se ha impuesto el modelo “teatrillo”.
Hace un par de semanas asistimos nosotros a una de estas bodas. En la playa. El verano, como el final de la primavera o el inicio del otoño, es época de boda. Así pues, aquí va un pequeño resumen de lo que vivimos y algunos aspectos de organización que nos han llamado a reflexión.
Invitación de boda: el rosa coral y el blanco estaban presentes en toda la cartelería y papelería
Aspecto del club de playa antes de llegar los invitados…
…y con los invitados sentados. Una pega: eran asientos bajos -tipo chill out-, sin respaldo. Las personas mayores no estaban cómodas y había que ayudarles a levantarse.
Bastidor con pieza bordada a punto de cruz: los mismos corales de la invitación. Un lazo en el centro sujetaba los anillos. ¡Cuidado con el nudo! Se atasca seguro y los novios se ponen de los nervios.
El “altar”: atención a la brisa del mar. Juega malas pasadas y más de un tenderete de estos sale por los aires.
La iluminación a base de velas y faroles requiere de muchos elementos: si no habrá muy poca luz. Y protegidas contra el viento y para evitar males mayores.
La playa, las traviesas de madera, el césped…. ¡son un problema para los tacones de las mujeres! Aquí va una solución sencilla y barata.
Cartel indicador de mesa y Estrellas de Mar que se entregaban a cada invitado para indicarles la mesa que les correspondía. Echamos en falta un buen panel con el croquis de la situación de mesas en el comedor.