Decorar la mesa: mucho no es mejor
Viendo fotos de mesas decoradas con motivo de las navidades pienso en lo que significa, para los que se sientan a comer, que esté más o menos “llena” de cosas. Si nos sentamos a “comer”, ¿por qué le damos más importancia a “ver” que a “saborear”? Mucha decoración no significa, en absoluto, que se vaya a comer mejor. Puede, incluso ser todo lo contrario. Al respecto, pues, me gustaría recordar un par de aspectos fundamentales cuando, como organizadores de una comida, queramos decorar las mesas:
1. La mesa debe guardar relación de proporcionalidad con el número de comensales: sólo habrá tantas sillas como servicios sobre la mesa, ligeramente separadas de ésta para facilitar el gesto de sentarse.
2. Cada comensal necesita como mínimo 70 cm. y como máximo 100 cm. de espacio para comer a gusto.
3. DEBE reinar la armonía y la lógica: no se pone nada que no se vaya a utilizar.
4. No olvidar poner un buen muletón: grueso y afelpado, de lana o algodón, que cubra toda la superficie, pero sin sobresalir, para proteger la mesa y amortiguar el ruido de vajilla y cubertería.
5. No se ponen ceniceros: no se fuma durante una comida.
6. Si se utilizan flores como decoración: sólo frescas o secas, de escasa altura y volumen, y de olor imperceptible. Nunca artificiales.
7. Si se utilizan frutas: deben intercalarse con hojas verdes.
8. Si se quiere poner candelabros o velas: sólo en cenas y siempre encendidas.
9. Si se prefieren objetos: que sean de cerámica o plata
10. Las servilletas DOBLADAS con sencillez: cuanto más complejo es el modelo, más tiempo están en manos de quien las ha doblado.
Y para otro día dejaremos cómo se ponen en la mesa, platos, copas y cubiertos.