Como ya os comentamos hace un par de días, de nuevo el Papa está de viaje: esta vez México con escala en Cuba para una importante reunión con el patriarca de la iglesia ortodoxa. Hemos seguido varias de estas visitas papales -Cuba y Corea- pues no dejan de ser eventos de compleja organización y producción en los que siempre se aprende algo nuevo y donde siempre hay detalles, soluciones y procedimientos que pueden resultar interesantes y ser de utilidad en otros eventos.
En esta ocasión queremos fijarnos en ciertos detalles de la organización de este tipo de viajes. La complejidad de cualquier visita de un jefe de estado a un país extranjero requiere del concurso de muchos profesionales diferentes y por ello exige una enorme labor de coordinación y dirección de equipos, con la dificultad añadida de las distancias y de los diferentes usos y costumbres, formas de trabajar y peculiaridades de muchas gentes.
Si el éxito de la organización y la producción de cualquier evento -y una visita lo es- es la coherencia entre la idea que lo origina y su puesta en escena -entre la fe, motor del viaje, y las técnicas de organización de actos, imprescindibles, en todo evento-, esta es la ocasión perfecta para verlo. Es un ejemplo bastante bueno. Vamos desde el principio.
El equipaje para varios días de viaje es importante: es necesario cargar con prendas para todos los días y diferentes ocasiones. Doblarlas y prepararlas para que el viaje no las estropee requiere de la habilidad de un buen asistente -técnica- o mayordomo, que en el caso del Papa son monjas -cuestión de fe-.
En todo macro evento, la labor de producción es ingente y compleja -técnica- ya sea un concierto de rock o una misa al aire libre -fe-.
Para entregar los programas del evento hay varias soluciones: la más sencilla – técnica- es dejarlos sobre la silla. El hecho de que el público sean obispos -fe- no implica que no pueda hacerse.
Para señalar la presidencia de un acto es habitual elevarla con respecto al resto del recinto y señalar el lugar del presidente, bien resaltando la silla, bien buscando que ésta sea claramente mayor que las del resto de personas que le van a acompañar -técnica-. Si quien preside es el Papa se aplica la misma regla: la fe aporta un amplio surtido de soluciones.
En toda gran reunión internacional hay una foto de familia -técnica- que debe ensayarse: las pruebas sirven para ver si todos caben en el espacio, para comprobar la luz y para ver si el fondo elegido queda bien, resalta y es la imagen perfecta de la reunión. Evidentemente, en este caso, lo ideal es una iglesia: cuestión de fe.
y 8. Los traslados de asistentes es mejor hacerlos en autobús -técnica- porque permite mayor control sobre las personas -díscolas por naturaleza sobre todo cuando se juntan en grupos- y porque asegura que todos estén en su sitio a la hora prevista.
Lo de que los más «golfos» de la clase vayan siempre atrás montando bulla y cantando aquello del «para ser conductor de primeeeera…» sin embargo, no aplica en este caso. Portarse bien no es una cuestión de fe …¿o si?
Desde luego, estos obispos camino del aeropuerto parecen la mar de formales. Claro que con ese Pantocrator en la última fila…¡cualquiera chista!
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[…] y las misas al aire libre del Papa , sobre todo en estas fechas en las que acabamos de volver de México y Cuba. Pero no es lo habitual. Y, de todas manera, no sólo de visitas vive el […]