Firmar da mucha sed
Como tenemos el ojo ya algo más que deformado profesionalmente, estamos todo el santo día escudriñando webs, noticias y fotos en busca del detalle ese que parece no tener importancia alguna, pero que a los protocoleros nos choca. Normalmente, porque son actos que todos organizamos varias veces al año y de los que conocemos mecánica y plantilla: suelen ser todos muy similares. Especialmente, los institucionales.
Las fantasías son más del asunto privado: ¡allí se puede intentar darle otro aire!
El caso es que firmar convenios -ya lo hemos visto- tiene una cierta estructura y una puesta en escena, pues si se firma en público -podría hacerse en privado y el acto sería más relajado- lo que se busca es darlo a conocer al mayor número posible de personas. Si no, gastar por gastar…¡es tontería!
La foto no es nueva: es de septiembre de 2009, de cuando los entonces presidentes del Gobierno de La Rioja y del Gobierno de Navarra, firmaron un Protocolo General de Colaboración entre ambos territorios para “mejorar los servicios que las dos Administraciones prestan a los ciudadanos”.
Debió de ser durísima la firma, porque al menos a uno de los dos, le dio sed: ¡el vasito de agua es el protagonista de la foto!.