Firmar en el Libro de Honor
Firmar en el Libro de Honor forma parte de la estructura de muchos actos: desde visitas a inauguraciones, si los anfitriones disponen de uno, lo normal es que pidan a su invitado que firme en él.
¿Hay algo que debamos tener en cuenta en cuanto a su organización? ¡Claro que si: protocolo siempre tiene soluciones!
1) Es habitual ofrecer la posibilidad de la firma si el acto lo promueve una institución pública al que asiste una autoridad de rango superior al del anfitrión, pero es también una buena manera de ganar un tiempo mientras se van ordenando o sentando a los invitados y siempre es un recuerdo para el anfitrión.
Libro de Honor de Presidencia del Gobierno
2) Si van a firmar varias autoridades en el mismo acto, el orden en el que deben hacerlo es de mayor a menor rango de los firmantes.
3) Hay que “encajar” la firma dentro del esquema o programa del acto, tratando siempre de que no lo complique. Lo ideal, como hemos comentado, es que sirva de “acto colchón”: rato que permite a los organizadores llevar a cabo algún otro movimiento con el resto de invitados, cuidando, sin embargo, que ni retrase el resto del programa, ni provoque esperas.
4) Decidido el momento en el que se va a llevar a cabo, hay que buscar el lugar donde hacerlo: a ser posible una sala emblemática del edificio o un espacio preparado y resaltado al efecto.
5) Por comodidad y para transmitir una imagen buena, se debería disponer una mesa sobre la que colocar el libro abierto por la página donde se va a firmar y con la pluma -o un rotulador/bolígrafo tipo pluma- a su derecha. Frente a la mesa, la silla para quien va a firmar. Evidentemente, se puede firmar de pie. No hay obligación alguna de que sea sentado, pero en ese caso, o la mesa es alta o el atril tiene plano donde apoyar el libro porque no es cosa de dejarse los riñones:
6) Llegado el momento, se invita a que tome asiento o se acerque al atril, quedándose el anfitrión, de pie, a su izquierda.
Aunque izquierda y derecha sean términos que a veces cuesta enseñar…
7) Puede haberse invitado a los medios de comunicación a asistir, en cuyo caso conviene tener despejado el frente: no se necesita ni agua, ni flores para firmar.
Aunque, en muchos casos, la firma no se considera pública y simplemente se pide al fotógrafo del anfitrión que tome unas fotos de recuerdo.