La Puerta Santa: cerrada a cal y canto
El domingo pasado el Papa Francisco cerró la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Fue el broche final al Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
La ceremonia se inició en la Plaza de San Pedro a las 10 de la mañana con la llegada de la procesión que acompañaba al Papa hasta la Puerta Santa. Ante ella, se arrodilló, oró, se acercó a ella y tras unos momentos de recogimiento, la cerró.
Después se celebró una misa ante las más de setenta mil personas que asistieron a los actos. Concelebraron con el Papa los nuevos cardenales creados el mismo sábado, el colegio cardenalicio, los arzobispos, obispos y muchos presbíteros.
Este Jubileo Extraordinario de la Misericordia lo anunció el Papa el pasado mes de marzo para celebrar el quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II y con idea de poner en valor la misericordia de Cristo. Empezó el 8 de diciembre -día de la Inmaculada Concepción, en el que se abrió la puerta- y se cerró el domingo, 20 de noviembre -Solemnidad de Cristo Rey del universo-.
Cerrar la Puerta Santa es un acto simbólico. De hecho, las puertas son pura simbología: se abren para los amigos, se cierran a los enemigos. Pero, si además es santa, se le añaden elementos de importancia para los creyentes: al cruzarla se reciben bendiciones y gracias especiales. Y supone una renovación. Se cruza con arrepentimiento y en actitud de acogida, agradecimiento, de pedir perdón y nuevas gracias. Entre ellas la indulgencia plenaria: Dios perdona todos los pecados, sean los que sean y se hayan cometido cuando se hayan cometido.
La Puerta Santa sólo pueden abrirla el Papa y los obispos en aquellos lugares que se designen para ello. No todos. Aquellos que por su importancia y simbolismo atraigan a más fieles y puedan llamar la atención sobre el año Jubilar que se va a celebrar. Al obligar a los fieles a ir a ella, inicia un peregrinaje que le irá llevando por la senda del recogimiento hasta la liberación en esa actitud de conversión y de deseo de recibir la gracia que es el objetivo.
Este es un video de la ceremonia, que como todas las ceremonias, civiles, religiosas, militares, académicas son siempre objeto de atención de este blog. Recogen tradiciones, historia, cultura y, por supuesto, son las raíces de lo que hoy somos todos.
En este link tenéis la homilía pronunciada por el Papa en la clausura del Jubileo Extraordinario. Y la Carta Apostólica del Papa con respecto a la Misericordia.
(Fotos: lavanguardia.com; texto elaborado con información de ACIPrensa)