Laterne, Laterne. Sonne Mond und Sterne
El día 11 de noviembre -además de ser la fecha del armisticio con el que se dio carpetazo a la I Guerra Mundial- es San Martín. Martín de Tours fue nombrado obispo de Tours el año 370 d.C. aunque su carrera inicial le llevara a la Guardia Imperial Romana. Pasar de soldado a obispo, cuenta la leyenda, que sucedió estando Martin en Amiens. En la puerta de la ciudad un mendigo tiritaba de frío. Al verle, se baja del caballo, corta con su espada la capa que llevaba puesta para abrigarse y se la entrega al hombre para que se cubra. No se la da entera porque no es suya: pertenece al ejército. A la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con su media capa para agradecerle el detalle. Y el soldado decide dejar el ejército y dedicarse a la vida religiosa.
¿Cómo se celebra la fiesta de la Laterne?
Es amplias zonas del norte y del centro de Europa -Holanda, Alemania, Suiza, Dinamarca, Eslovenia, el Tirol austriaco, parte del norte de Italia…- es una fecha muy señalada. Más que religiosa, es una tradición popular y muy centrada en los niños. Al anochecer recorren las calles de sus pueblos y ciudades llevando farolillos de papel, Laterne en alemán, con su vela encendida. Se cantan canciones alusivas que se aprenden en el colegio como parte del tiempo dedicado al otoño. En las clases de trabajos manuales los niños se afanan construyendo los farolillos. Se hacen de papel con todo tipo de técnicas y en su fabricación participan todos. Incluso en las casas es un trabajo apreciado en las tardes: anochece pronto y las familias entretienen el tiempo con su puesta a punto. Hacer la Laterne es parte de la gracias de la fiesta, que es festividad muy esperada.
Como pasa con casi todas estas tradiciones que vienen de leyendas y que han llegado hasta nosotros por tradición oral, hay variaciones. Dentro de la misma línea, cada país tiene sus particularidades. En Holanda los niños van por las casas, cantan canciones y se les agradece con un dulce. En Alemania, se organizan fogatas –Martinsfeuer– y se canta alrededor mientras se comen bocadillos o, incluso, se asan salchichas. En Suiza se representa el origen de la leyenda y los niños avanzan con sus farolillos detrás de un caballo montado por San Martín que lleva la capa puesta.
Os dejamos una muestra de una de las muchas canciones más conocidas -cuya letra empieza con Laterne, Laterne, y es el título de nuestra entrada de hoy- y de un par de farolillos. En España, los colegios alemanes y suizo celebran también la fiesta. Este es el enlace a los recuerdos, que sobre esa celebración, tiene una antigua alumna del Colegio Suizo de Madrid. El título de su post nos remite al famoso dicho español de “a cada cerdo le llega su San Martín”, por coincidir el día con la matanza del cerdo que se lleva a cabo por estas fechas en muchas provincias y regiones.
(Fotos: farolillos de cartulina negra; de papel de seda; Pinterest; San Martín a caballo)