Los Príncipes de la Iglesia

Los Príncipes de la Iglesia

Los Príncipes de la Iglesia

Ya sabemos que el Cardenal Camarlengo tiene una función muy importante al fallecer un Papa. Y como es cardenal de la iglesia romana, es un Príncipe de la Iglesia, pues este es también un título que se les da. Estaría feo decir que son los miembros del muy distinguido y elitista “Club de los Cardenales” o “purpurados” (por el color de sus solideos, que sólo se quitan para la consagración), pero lo cierto es que son prelados de alto rango -es el título honorífico más alto que puede conceder el Papa-,  los que componen el colegio consultivo y forman el cónclave para su elección. Y eso es muy selecto. Ser príncipes siempre denota ser alguien de muy alta categoría.

Príncipes y ministros

Los crea el Papa en una ceremonia especial llamada consistorio público y su función, cuando no tienen que elegir Papa nuevo (misión que tienen desde el año 1059),  es controlar la Curia (que es el conjunto de órganos de gobierno de la Iglesia Católica) y dirigir los dicasterios (que son organismos especializados de la Curia, similares a nuestros ministerios).
El dicasterio principal, y el más antiguo también, es la Secretaría de Estado a cuyo frente está el Cardenal Secretario de Estado, actualmente, Tarsicio Bertone, que es también el Camarlengo.

Cardenal Decano Angelo Sodano

Camarlengo: asume la jefatura del estado en periodo de Sede Vacante

Protodiácono
: encargado de anunciar al mundo el nombre del nuevo Papa, el  encargado de pronunciar ese «Habemus Papam» que todos conocemos. Actualmente ocupa el cargo el cardenal francés Jean-Louis Tauran.

Jean Louis Taruran Cardenal Protodiácono

Jean Louis Taruran Cardenal Protodiácono

Los príncipes pueden ser cardenales excluidos o no electores

Son los que superan los 80 años y han perdido el privilegio de elegir al nuevo Papa. Esta es una innovación –motu proprio– introducida por Pablo VI en 1970, que también fijó que el número máximo de cardenales admitidos a cónclave no superara los 120.
El artículo 33 de la Constitución Universi Dominici Gregis (Juan Pablo II, 1996) dice al respecto: “El derecho de elegir al Romano Pontífice corresponde únicamente a los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, con excepción de aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica quede vacante, hayan cumplido 80 años de edad. El número máximo de Cardenales electores no debe superar los ciento veinte.”

Y una curiosidad: cardenal deriva del latín cardo o bisagra en su aceptación “punto de apoyo o gozne”: curiosa forma de expresar que los cardenales son las “bisagras” que permiten que todo el entramado de la Iglesia gire en torno al Papa.