Señor rey don Juan Carlos
Hace unas semanas doña Virginia López Negrete, abogada del Sindicato Manos Limpias en el caso Nóos, le preguntaba al Señor Matas si el rey Don Juan Carlos había intercedido a favor de su yerno en alguna ocasión. En si, una pregunta casi normal en un juicio como éste. La declaración no pasaría de ser una más de las muchas que hemos escuchado y escucharemos estas semanas. Pero al oído de cualquiera –y más si es de un protocolero-, le tendría que haber chirriado la forma en la que se refirió a SM don Juan Carlos: “Señor rey don Juan Carlos”.
https://twitter.com/protocolovista/status/697776267928735745
Por ser abogada se le presupone una cierta cultura y un cierto manejo del tratamiento que se le debe dar al Jefe del Estado: no es casual. Si todos somos “señor don”, algunos por el mérito o el cargo, pueden ser “excelentísimos”, “ilustrísimos”, “altezas reales” o, incluso “majestades”. Los tratamientos a la familia real están regulados por
Real Decreto 1368/1987, 6 Noviembre, (Régimen de títulos, tratamientos y honores de la Familia Real y la Regencia, http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-1987-25284) en cuyo artículo primero, nada más empezar, ya nos advierte de que el “titular de la Corona (…) recibirá el tratamiento de Majestad.
Se oye de todo…A doña Elena y a doña Cristina les apearon el tratamiento de “Alteza Real” con el argumento de que ya no son “familia real” ¡y eso que ahí está el mencionado Real Decreto, que en el artículo 3 también explica que “los hijos del Rey que no tengan la condición de Príncipe o Princesa de Asturias y los hijos de este Príncipe o Princesa serán Infantes de España y recibirán el tratamiento de Alteza Real”. ¿Es que han dejado de ser hijas de su padre? Una cosa es que el Sr. Urdangarín se refiere a su mujer como “mi señora”, y otra, que “su señora” siga siendo Infanta.
Y no es que lo de “señora” esté del todo mal. Una Infanta es Alteza Real por escrito, pero “Señora” en una conversación. El tratamiento oral es diferente. Si nos dirigimos:
-al rey o a la reina, lo haremos utilizando Majestad, Su Majestad, Vuestra Majestad, Sus Majestades o Majestades o, también, Señor o Señora;
-a la princesa de Asturias y las Infantas (es): Alteza(s), Alteza(s) Real(es), Vuestra(s) Alteza(s), Su(s) Altezas, Su(s) Altezas Reales, y también Señor o Señora.
Y no les trataremos “de usted” sino que utilizaremos la tercera persona: ¿le apetece a la Señora un café? Y aunque nos tuteen, nosotros no podemos tutearles.
http://www.huffingtonpost.es/2015/09/20/tuteo-rey_n_8166444.html
Va un mundo entre estos tratamientos y el que el diputado de Izquierda Unida, Alberto Garzón, le da a don Felipe: “ciudadano Borbón”.
http://www.huffingtonpost.es/2016/01/20/garzon-ciudadano-rey_n_9027150.html
Y aunque nada impide que puedan cambiarse los tratamientos, conviene recordar, que en el caso de que sean por ocupar un cargo, el “excelentísimo” o “ilustrísimo” no es de la persona que lo ocupa, sino del propio cargo: es “excelentísimo” el alcalde del ayuntamiento de Madrid, no lo es la Sra. Carmena; es “ilustrísimo” el subsecretario de Justicia, no lo es la Sra. Roldán.
¡Ay, protocoleros exagerados! ¡¡Si sólo se trata de mensajes políticos, subliminares o…¿cómo lo llaman ahora …? ¿postureo?!!
(La foto es de Protocolo con corsé: aquí tenéis el enlace para que podáis, además, leer la entrada entera:https://protocoloconcorse.es/2014/11/13/tratamientos-y-cortesias/)