Soluciones caseras

Cuando nos preguntan si cualquiera vale para protocolero, solemos decir que sí: como en cualquier otra profesión. Es verdad que hay quien tiene condiciones naturales que le permiten ejercerla con distinta soltura, pero la formación es la que es y sin ella, ninguno debería tirarse al ruedo.

Aun así,  hay una “condición” que si se posee de salida, ayuda mucho: ser resolutivo. Hay personas a las que se les ocurren ideas o soluciones con casi ver el problema o la ocasión. Igual que hay quien tiene “duende” para cantar, dibujar,… Pero todo se aprende y con años de callo profesional, seguro que todos podemos.

Buscando fotos para nuestro comentario de hoy, hemos dado con una que es estupenda para ilustrar esta reflexión. Es de la misa del Papa Francisco en el Estadio Olímpico de Sarajevo este sábado pasado a mediodía ante sesenta mil fieles.

Poco antes de empezar, desapareció de la vista de todos Monseñor Guido Marini, Maestro de Ceremonias Pontificias: con lo cuidadoso que es él con todos los detalles, ¿qué pasaba?

Muy sencillo: se había roto la cruz que portaba el Papa. Pero, muy resolutivo él, lo apañó todo en unos minutos: de algún lado salió la cinta adhesiva y con un par de vueltas, ¡asunto solucionado! No había una segunda cruz para sustituir a la rota, pero había un protocolero -muy pontificio él- que supo salir airoso de la situación.

Papa Francisco en Sarajevo

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Para saber algo más sobre los viajes del Papa os recomendamos:

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y
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(Fotos: ACI Prensa)