Un sueñito reparador
No cabe duda, que la vida de nuestras autoridades, nacionales y extranjeras, es dura: hay mucho trabajo que hacer y muchos sitios a los que ir. Malo es madrugar, pero peor es no poderte echar un sueñecito, aunque sea en el sillón, después de comer.
Y si no se tiene cuidado, además de pasarlo mal, ¡que el sueño es muy traicionero!, encima sales en la prensa…
La princesa Marie de Dinamarca dormida en apertura del parlamento danés.