Cuando el sol aprieta
Aunque parece obvio y lo hacemos casi siempre que pensamos en cómo vestir cuando aprieta el calor, ¿a quien se le ha ocurrido pensar en lo que tiene que ser decir misa en plena canícula con las vestiduras sagradas encima de la propia ropa?
¡Pues que oficien sin ellas!, responderían algunos. Pero no. Los ministros en la celebración no se visten sólo por estética: tiene su simbología. Y no debiera de extrañarnos porque es algo que hacemos todos en nuestras profesiones y en la vida diaria: a nadie le choca la toga de juez, el vestido de la novia, el uniforme militar…
En la iglesia católica, la “Instrucción General del Misal Romano” especifica en su capítulo VI, punto IV sobre “vestiduras sagradas” en estos tres párrafos que:
335. En la Iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, no todos los miembros desempeñan el mismo ministerio. Esta diversidad de ministerios se manifiesta exteriormente en la celebración de la Eucaristía por la diferencia de las vestiduras sagradas que, por lo tanto, deben sobresalir como un signo del servicio propio de cada ministro. Con todo, es conveniente que las vestiduras sagradas mismas contribuyan al decoro de la acción sagrada. Estas vestiduras sagradas con las que se visten los sacerdotes y el diácono, así como también los ministros laicos, bendíganse oportunamente, según el rito descrito en el Ritual Romano, antes de ser destinadas al uso litúrgico.[137]
336. La vestidura sagrada para todos los ministros ordenados e instituidos, de cualquier grado, es el alba, que debe ser atada a la cintura con el cíngulo, a no ser que esté hecha de tal manera que se adapte al cuerpo aun sin él. Pero antes de ponerse el alba, si ésta no cubre el vestido común alrededor del cuello, empléese el amito. El alba no puede cambiarse por la sobrepelliz, ni siquiera sobre el vestido talar, cuando deba vestirse la casulla o la dalmática, o sólo la estola sin casulla ni dalmática, según las normas.
337. La vestidura propia del sacerdote celebrante, en la Misa y en otras acciones sagradas que se relacionan directamente con la Misa, es la casulla o planeta, a no ser que se determinara otra cosa, vestida sobre el alba y la estola.
Por si no recordamos que son el alba, el cíngulo, el amito, la estola o la casulla, aquí tenéis la entrada que dedicamos en su día a las vestiduras sagradas.
Imaginad pues, una campa, miles de fieles, el sol cayendo a plomo y los sacerdotes y oficiantes con su ropa civil y sobre ella alba, cíngulo, estola e incluso casulla…
¡Pues hay que ser resolutivos …!
¿Y cuándo llueve y hace frío?
También hay soluciones ingeniosas: ¡cumplir con la vestimenta sin mojarse! Aunque sea un incordio: ¡el sacrificio va en el sueldo!
¡y nosotros ya lo hemos advertido alguna vez: el organizador de actos tiene que ser tan resolutivo o más … !