El traspaso de cartera
Cada vez que hay un cambio de gobierno, o un cambio en el gobierno, hay una toma de posesión del cargo ante el jefe del Estado y un traspaso de cartera en el ministerio o ministerios afectados. En el post del 7 de junio de 2018 -inicio de la legislatura del presidente Sánchez- vimos las tomas de posesión de los nuevos ministros ante el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Y cerramos el post diciendo que » tras este acto, todos ellos celebran en sus ministerios el cambio de cartera, acto muy simbólico que representa con la entrega de la cartera de ministro, el cambio de titular al frente del departamento». Hoy, vamos a seguir donde lo dejamos.
La cartera
Como comentamos entonces, la cartera -que es una cartera de trabajo de color negra, de piel y con el nombre del ministerio grabado en letras doradas- simboliza el departamento en el que hay algún cambio. En ella recae el protagonismo del acto, aunque evidentemente, los ojos los tengamos puestos en los ministros entrante y saliente. Pero sin esta pieza sería mucho más difícil escenificar que las competencias del departamento pasan de unas manos a otras. Por ello, ocupará siempre un lugar visible y destacado de la ceremonia. Y cuando se diseñe el desarrollo de la misma -el ceremonial- no deberíamos de olvidar ni pasar por alto este detalle.
La ceremonia
No hay una: hay muchas y diferentes maneras de diseñarla. Teniendo claro el fin, poner los medios y las formas adecuadas a cada ministerio y sobre todo, a cada espacio, es sólo cuestión de sentarse con un papel y un lápiz y darle vueltas para que se ajuste a cada caso particular.
Partimos de un esquema sencillo que es común a muchos ministerios
-llegada del nuevo ministro o ministra desde Zarzuela
-recibimiento del ministro/a saliente
-breve encuentro en sala VIP
-entrada en el espacio elegido para la ceremonia
-lectura del acta
-entrega de cartera
-intervenciones y despedida
A partir de aquí, iremos puliendo cada uno de estos pasos. Vamos a ello.
Organización del acto
Antes de recibir al «nuevo» tendremos que tener todo preparado. Y por lo general, tiempo suele haber poco. La secuencia del nombramiento es simple: nombramiento por Real Decreto en Consejo de Ministros, publicación en el BOE, toma de posesión ante el Rey y llegada al ministerio. Hablamos de 24 horas. A lo sumo 48. Por ello, hay que correr. Preparar el espacio pasa por contar con las salas o salones que tiene un edificio que alberga algún ministerio y, teniendo en cuenta que a estas ceremonias acude mucha gente -son públicas- lo lógico es contar con el salón de actos. Son los de mayor aforo.
Se protocolizan hasta un determinado punto: altos cargos, familiares y petición expresa. Hay que tener en cuenta que al no ser un acto cerrado, con invitaciones, confirmaciones y listas de invitados, es bastante difícil calcular cuánta gente va a asistir. Bien es cierto también, que en cuanto se informa del nombramiento de un nuevo ministro/a, se multiplican las llamadas -tanto a secretaría como a protocolo- avisando de la asistencia de los representantes de empresas, organismos o instituciones del ámbito de trabajo del ministerio en cuestión. Ayuda a hacerse una idea. Por ejemplo: pongamos que el ministro nuevo proviene del Congreso de los Diputados; es de prever que de allí vendrán muchos compañeros, por lo que conviene reservar algunas filas a «diputados y senadores». ¡Achicamos frentes!
El escenario para la ocasión debe transmitir una imagen limpia y sin más elementos que los necesarios para la ceremonia. La cartera, las banderas, los atriles con micrófono. No es acto de vídeos, ni de mesas redondas. Buena iluminación y buen sonido. Y si hay posibilidades, puede transmitirse por streaming en el canal del ministerio, por ejemplo. Hablar de imagen, es hablar también de los medios de comunicación. Consecuentemente, espacios para trípodes con buen tiro para las cámaras, espacio para gráficos y, como ya es inevitable, buscar un buen punto para el «canutazo» al final de la ceremonia. Tanto para el saliente, como para el entrante…
El día de autos
Llegado el día de autos ya sólo resta que lo que se ha preparado salga como estaba previsto. Empecemos por la llegada del entrante. En el acceso al edificio -suele haber un acceso de autoridades- espera el jefe/a de protocolo que se presenta y acompaña hasta el espacio elegido para el recibimiento oficial por parte del saliente: despacho institucional o sala VIP. Se saludan y quedan en espera del inicio de la ceremonia. A ellos se unen otros ministros que van llegando a la ceremonia y que han advertido de su asistencia -los que no han advertido dan la sorpresa, si, pero se procede igual que si hubiesen avisado- y los familiares que se haya estimado. Mientras tanto, el salón de actos se va llenando: las zonas protocolizadas suelen respetarse -¡aunque no siempre!- y el público va tomando asiento. Los del departamento de comunicación acompañan a los medios gráficos y a los cámaras que van ocupando los «corralitos» previstos.
Cuando llega la hora, se conduce a los altos cargos que han acompañado al entrante al salón de actos. Si hay protocoleros suficientes, se puede hacer en dos fases: primero se acomoda a los altos cargos y familiares que hayan podido acompañar al entrante en la sala VIP y unos minutos después, el jefe/a de protocolo conduce a los dos ministros -entrante y saliente- a dicho salón y les sitúa en el escenario. En unos casos, los ministros que asisten se sientan en la primera fila; en otros, suben al escenario. Depende de cada caso y de las costumbres de cada ministerio.
El acto lo inicia el Oficial Mayor del ministerio. Con un sencillo «va a dar inicio la ceremonia de traspaso de cartera» o fórmula similar a gusto de cada uno. Inmediatamente después leerá el Real Decreto de nombramiento que se habrá publicado en el BOE. Al terminar la lectura, el saliente tomará la cartera y se la entregará al entrante. Es el momento de las mil fotos. Aunque hay que estar un poco atentos porque también es el momento previo a las intervenciones y hay que volver al orden.
El Oficial Mayor, que es quien actúa de maestro de esta ceremonia, solicitará primero al saliente que intervenga. ¡Cada uno lo hará en su estilo y a su forma, pero lo normal es que feliciten a su sucesor, le desee suerte en el desempeño de sus funciones y se despida! Luego lo hace el entrante: suelen estar bastante emocionados y les cuesta, pero se comprende y sale bien.
Y llegados a este punto, se despide el acto y con ese «rompan filas» se desata la deblacle de saludos y fotos, de felicitaciones, risas y algarabía general.
Un momento…
¿Y si tras el cambio de gobierno no cambia el ministro? ¿Quién le entrega la cartera que ya es suya?
Esos otros traspasos de cartera
No es tan infrecuente que al cambiar un gabinete de ministros alguno se quede repescado en su cargo. ¿Se organiza un acto igual o hay otros procedimientos? Regla no hay. Como es el caso de muchas ceremonias institucionales, se diseña lo que sea necesario partiendo de la misma idea que subyace en el habitual intercambio de la cartera.
Este fue el caso en enero de 2020. Tras la moción de censura -y el consiguiente nombramiento de un nuevo gabinete- hubo elecciones generales y un frustrado intento de formar gobierno que no se saldó hasta que no se repitieron las elecciones de nuevo. En aquella ocasión permanecieron en su cargos varios ministros. Con la variante de que tres de ellos ocupan un mismo complejo ministerial. Por tanto. Se diseñó una ceremonia similar -lectura del acta, cartera e intervenciones- pero sin que otro ministro les entregara la cartera. Se colocaron en una mesa en el centro del escenario y tras la lectura del acta, el personal de protocolo entregó a cada uno de ellos su cartera y posaron juntos con ella para las fotos. ¡Hay tantas soluciones posibles!
Fotos: propias, Canarias 7; Huffington Post y TW del ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Comments are closed.